miércoles, 11 de junio de 2008

ESTEBAN MOORE


ESA GOTA

esa gota
la que desborda
el vaso
la fina copa

esa gota
la última
que cae en la serena
cristalina superficie
arrastrando

tanta gota acumulada
esa gota la primera
de vaya a saber qué
siempre


ROBERTO GLORIOSO


13/


Atardece
como si alguien rezara
una canción de trenes
sin cargamento de distancias.


“ Tierra no prometida”
Ed. Último Reino

MONIK MATCHORNICOVA

RUEGO...

Dame un poco tú, Musa del viento
para olvidar ausencias y recordar
el canto de otro tiempo, dame

el verde de Mayo milagroso
por las orillas del Traum, cerca
de la distancia, donde

aparece el a-Dios marcando
historia y tanto camino embestido
de sueños. Dame

por último tu mano en esta soledad,
en este siglo gastado y llevarme antes
a Junio verano, cerca del sol
para quemar las penas
............. y volver
....................... a empezar.


(Austria)

CECILIA GLANZMANN

VOCES

No sé si estas voces
se nos llenan de pájaros
de pájaros blancos escapando
escapándose
de las densas colonias de humanos.

pero sé

que son voces mas puras
por el dolor que nos impulsa
por tanto genocidio
a sortear vallados
a navegar distancias

sé que estas voces
nos habitan desde siempre

y que nos iluminan
más que siempre.


"Liberándonos"
Instituto Literario

y Cultural Hispánico

MARÍA PAULA MONEZ RUÍZ

DESCANSO

Suspendo mi camino y me suspendo
encaminada a descansar,
bajo éste arbol añejo…cansado.
El descanso comienza a deshojarme
y el cansancio mira mis ojos blancos.
Quedo con mi tronco a solas.
Queda mi tronco solo,
sin mis hojas, sin mis ojos.
Queda mi tronco recostado
bajo este árbol,
con
sus
hojas… llorando,
con mis ojos
¡buscándome!

CONCEPCIÓN BERTONE


JAMAS SUBIRE MAS ALTO

¡Blasfemas!, le respondio Teócrito
al joven poeta que sólo
había escrito un idilio, y temía,
sobre el primer peldaño de la poesía,
no poder alcanzar el último.
Yo le diría lo mismo
porque no creo en la escala, salvo
que tuviese peldaños dispuestos
para descender a la tierra.
Semejante a la raíz
de la higuera que se hunde
y se aferra a su busca:
pequeñas hojas de te,
de profundas cenizas de cenizas…
Ese es el privilegio del poeta
que no gozan los jueces aunque
acepten o repudien.
Y a veces tienen razón, porque
como decía Flaubert: “El poder
es esencialmente estúpido”.

MARCELO JUAN VALENTI

La maga
lo había advertido
en la borra del café:
hallarás el mapa de la isla de
las violetas
en los ojos de la gacela,
visitarás un bosque.
Reímos como rabdomantes
en el laberinto
desanudado
por nuestra caminata cómplice.

ROLANDO REVAGLIATTI


TOMA DE PARTIDO

El amor es siempre amor:
más de lo mismo.
En cambio, el odio e incluso, el desprecio
exultantes en su despliegue creativo
a causa de lo pernicioso o degenerativo de su arraigo
no dejan de fascinar y sorprender.

JUAN JOSÉ MESTRE


DE LA ESPERA

Larga es la espera
del errante.

Larga es la espera
que te espera,
esperando algo
que termine
con tus huellas en las mías.

Mas los caminos son pacientes;
muere la esperanza de esperarte
en la próxima confluencia de la sangre.

domingo, 8 de junio de 2008

STELLA MARIS TABORO

AÚN ERES MI HOGUERA

Hoguera encendida,
chispas en el oscuro callejón
de mi alma que te busca.
Me sumerjo
en las heridas que sembró el dolor
sin la compañía de tus pasos.
Si arcilla en mis manos fuiste
por que no aseguré mi partida
antes que la tuya.
Si eras luminoso como el sol
por qué la noche devoró tu luz.
Si andabas como un pájaro
con tus alas pintadas de libertad
por qué buscaste otro paraíso.
Me sumerjo en tibios versos
sintiendo tu sabia latiendo
en mis manos.
Me fundo en este renglón
donde están las golondrinas
de tu entrañable voz...


RICARDO RUBIO


UN DÍA TRANQUILO

Hace silencio la mañana en este abismo de estío
propenso al alud y amante fiel, si acaso,
de los infiernos.
Las toscas razones de los hombres
empiezan con el obligado sumergir de los inciensos
a dar vueltas en torno a la mentira.
El sol se calla, y yo abrazo tus manos.

HUGO LUNA

BUENA LETRA

ya no sé querer
he perdido el rastro de mi corazón
sé que una vez latió bajo el viento
y la nieve
sé que un nombre lo llenaba de ternura
de furia
sé que un hombre lo llevaba dentro
ahora
ajeno
busco
el latido del faro
la púrpura luz de la sangre
decir la palabra que me nombre entero
hay que tener pulso para escribir
sobre la huella de una escritura perdida




MARÍA TERESA ANDRUETTO


PERAS

Había una rosca cubierta
de azúcar, una mesa con el hule
verde y una frutera de vidrio
(por la loneta de las cortinas, el sol
sacaba tornasolados color de ajenjo),
y había peras. Recuerdo los cabos rotos
y el punto negro que, en una de ellas,
hace el gusano. Sé que las dos teníamos
el pelo corto y unos vestidos
almidonados.

Después algo (quizás el viento)
sonó allá afuera y mi madre dijo
que acababan de pasar
Los Reyes.

DELFINA ACOSTA


MI PRIMO Y YO

Tenía la edad del limonero de la casa (nueve años), y me relamía los dedos con pensamientos que acababan desconponiéndome, pues me quedaba con los ojos muy abiertos, hasta altas horas de la noche, sin oír siquiera al violín del grillo. Entonces, mi abuela me acercaba un vaso de leche, diciéndome: “Ya otra vez estás en trance. Cualquier día terminarás loca. Estás de cabra. Eso. De cabra. No se debe pensar tanto a tu edad”.
Me hallaba enamorada. Mi corazón era como un árbol dentro de una casa, un árbol que crecía rompiendo tejas y aleros. Sus frutas eran el mismo incendio pues las puertas y las cortinas desaparecían, bajo el fuego, hasta que sólo quedaba una ventana desde la que miraba, melancólica, un horizonte de pájaros negros.
Me gustaba hablar conmigo misma en un lenguaje que era la mismísima niebla. Pensaba en mi primo como se piensa en la lluvia, en las hojas llevadas por los pasos apresurados de la gente, en el viento de la llovizna, en la noche alumbrada por un parpadeo de luz fosfórica.
Ya no recuerdo casi las facciones de M. A. Sé que era inteligente. Sabía trigonometría, botánica; era el mejor alumno del colegio, solía entrar en crisis nerviosas, y parecía adorarme como lo adoraba yo.
Jugábamos a los indios. A veces venía a liberarme de la indiada, que era rebelde (los primos, entonces, amenazaban con dejarme devorar por las hormigas rojas que subían por el guayabo). Abrazarme muy fuerte, llamarme reina cautiva, volverme a atar con la piola, formaban parte del entretenimiento. El juego tenía un guión de muerte, traición y despedidas.
Éramos niños, la sangre nos quemaba las venas; amaba sus ojos negros donde brillaba la chispa de la genialidad. Solía fijarse, a menudo, en los limones de mi pecho, pero no se atrevía a morderme, a bajar su cara sobre mi cara. No era que no queríamos besarnos por temor a que nos viera la abuela. Sentíamos el temor real a lo otro, pues nos atreveríamos a todo, después, si empezábamos por las bocas.
Nos encantaba tomarnos de las manos. Y abrazarnos hasta que la inocencia estallara. Mi primo desarreglaba mis cabellos; tenía bronca contra mi pelo lacio. Se suponía que debía enojarme. Pero me quedaba fea, quieta ante sus ojos, con los cabellos desarreglados y el corazón pisando el vestido de mi entendimiento. Como en las películas del lejano oeste, yo era una india sublevada y dañada por el amor de un hombre blanco, que en breve retornaría a la civilización.
A la noche, tumbada sobre el lecho, pensaba una, dos, siete veces, en él. Diera cuanto era porque me besara.
Imaginaba que iba a la colina, y que lo llamaba, al caer la tarde, y que él aparecía saliendo de mí misma, de mis alucinaciones, plantándose ante mi figura.
Haríamos el amor, bajo la luna roja y loca, sobre el pasto apenas mojado. No iríamos en sangre.
Pienso en mi amor infantil y el alma se me llena de hojas secas. Entonces era pequeña y me juraba a mí misma que no me casaría con otro que no fuera M. A. Me miro en el espejo: muchos espíritus tristes se van arrimando a él. Hay un llanto de muertos en la habitación. Y un olor a jazmines viejos.
Afuera, un perro ladra a otro.
El macho corteja a la hembra. Las moscas vuelan en torno al cadáver de un gorrión sobre la vereda mugrienta. Un niño observa la escena y arroja una piedra contra las bestias.
El espejo me devuelve la imagen de una mujer que todavía sueña que es niña, y que aguarda la llegada, de un momento a otro, de su primo.
Podría jurar que el amor de la infancia es el más fuerte de todos los amores.

NORBERTO PANNONE


LA TARDE QUE ME VISITÓ BORGES

Tarde invernal, tediosa y de sólo tres grados de temperatura. Soplaba viento del sur y esto hacía que la sensación térmica fuera de cero grados.
La calle se hallaba desierta y los árboles de hojas caducas agitaban sus desnudos tallos como en una extraña y vegetal añoranza de tiempos mejores. Nostalgias de savia y clorofila.
Todo aquello veía desde mi ventana que daba a la calle Mitre. Desde esa habitación, mi preferida, observaba aquel paisaje invernal. Bajo la exigua luz que entraba a través del vidrio, trataba de encontrar la rima de un verso, huidiza y necesaria.
En realidad, estaba ansioso, aguardaba el auto gris.
La noche anterior me habían dicho: “Espera un auto de color gris, en él, va a llegar Borges a tu casa”.
Las horas se sucedían atormentándome con un explicable nerviosismo. Para calmarme, me decía en voz alta: “Fue sólo un sueño. Borges está muerto. Te estás volviendo loco”. Sin embargo, contrariamente a este rasgo de mi pensamiento, yo seguía observando la calle desde mi ventana, porque, aunque no pudiese probarlo, sabía que Borges iba a llegar a las 17:40.
Un auto gris se detuvo frente a mi casa. El conductor descendió del coche, abrió la puerta posterior derecha y Borges bajó del vehículo. Vestía un traje gris a rayas. Llevaba una camisa celeste y no tenía corbata… Sonó el timbre y abrí la puerta. Borges miraba sin ver, pero al oír el sonido, me saludó.
-Buenas tardes, ¿puedo entrar?
-Sí, pase, señor Borges.
Entró tras de mí, empuñando su bastón. Nos sentamos en la sala y el genial literato preguntó:
-¿Cómo era su nombre?

RAÚL ASTORGA

EN SUEÑOS

No importa, le dijo. No importa que ya no te guste demasiado, prosiguió. Al fin y al cabo, nos conocemos de toda la vida, aunque ni siquiera nos hayamos besado en la boca alguna vez, por esas cosas extrañas de la amistad entre el hombre y la mujer. Dale, ya entraste en mi sueño, y yo te necesito, repitió. Toda mi vida esperé tener un sueño así. Porque los sueños no se eligen. O no te pasó de estar soñando con una chica espectacular, te despertás por el ruido del gato y cuando querés volver... no podés. Sí, te pasó, sé sincero. Sabés que siempre soñé con ser Esmeralda. Y vos me contaste varias veces en noches de borrachera y soledad, en mi casa o en la tuya, que soñabas y soñabas permanentemente con avanzarme. Me lo decías en broma, para ver si yo te daba el gusto. Claro, ahora te tomás revancha. Ahora recordás cuando yo venía a contarte acerca de algún chico que me gustaba. Yo veía que no lo tomabas demasiado bien, pero pensaba que querías protegerme, como a una hermanita, qué sé yo. No te hagas rogar. Ayudame, te necesito. Ya estás en mi sueño, y sólo durará hasta despertar, pero quedará para siempre en mi memoria. Siempre soñé con ser Esmeralda. Y vos me contaste alguna vez que esperabas un sueño con Gatúbela. Nos reíamos de ese sueño, pero si alguna vez se te da, yo estoy dispuesta a ayudarte. Ya olvidaste aquella noche del baile de disfraz en el boliche de La Florida, cuando terminamos la secundaria. Nos quedamos solos hasta que vimos asomar el sol desde la playa sucia, entre latas de cerveza aplastadas por el tiempo, y servilletas de papel usadas, y nuestras inocentes ganas de charlar juntos acerca de otros chicos y chicas que nos habían impactado esa noche. Vos estabas de Batman y yo de Gatúbela pero, como el de la tele, no me tocaste un pelo. Cómo es eso de que ya no te gusto demasiado. Si tres veces me dijiste que... Ya está bien, va a amanecer, por favor, necesito a ese Quasimodo que hiciste en aquel cumpleaños que le festejamos a Dani. Sólo tenés que tocar las campanas, mientras mi príncipe me abraza y me besa con pasión. Ni siquiera importa que no me quieras más, es sólo un favor de amigo el que te pido. Ya amanece, ya amanece, gimió ella con recurso melodramático.
Él se despertó, se lavó la cara, fue hasta la cocina del departamento para prepararse un café. Con el pocillo en su mano, el humo en ascenso lento hacia el infinito,se asomó a la ventana. Contempló el campanario de la catedral, y recordó que se había venido a Liverpool, no por ese trabajo como le dijo a algunos, sino para olvidarla.

SEBASTIÁN JORGI

RAYUELA

La niña estaba jugando a la rayuela cuando apareció el muchacho
de anteojos claros. Era el señor Julio, su nuevo maestro. Se había
quedado mirándolo.
-Sigue jugando, Romi.
Ella así lo hizo.
Años después, en el secundario, se puso muy contenta al tener
de profesor de Literatura a su ex-maestro Julio. El se acordaba de ella y
aún la imaginaba jugando a la rayuela en el recreo. La adolescente supo
que el maestro alegre que había conocido, ya no existía. Se había con-
vertido en un profesor taciturno, que se entretenía escribiendo cosas
en una libreta.

Cuando Romina Pérez terminó la Facultad con la calificación de
Distinguida en la carrera de Letras, lo primero que hizo fue comprar la
novela que tanto éxito tenía y entonces supo el porqué de aquella
tristeza del profesor Julio. El título del libro le decía que jamás aquel.
maestro la hubo de olvidar: Rayuela. También de ella se había borrado
el corazón de niña. Un golpe de estado derrocaba a un presidente
constitucional.

Para siempre compartió la triste nostalgia de Julio Cortazar. Ahora
la rayuela era jugada por hombres enérgicos y audaces, por la llamada
Revolución Argentina, por la Argentina Potencia después y por el
Proceso de Reorganización Nacional, al tiempo.

"Rock Nena Linda"
Ed. Los Robinsones

sábado, 7 de junio de 2008

VALERIA DUQUE DO SANTOS


NO QUIERO

No quiero una copia de mi rostro
bajo espejos menguantes
ni tampoco que mis huesos tiemblen
ante el pensamiento crudo del no despertar
no quiero mi carne disuelta
por una vida sin ganas
ni manos desgobernadas
en la contingencia del riesgo
quiero escribir sin treguas
sin mazmorras
sin quejumbres quiero soltar mis pájaros
para rescatar transparencias
jamás vividas
jamás aderezadas
jamás subrayadas por mi

LILIANA LUKIN

IVXX

Como una esclava
en el tobillo
de una mujer libre
adorna y sólo marca
el contorno del brillo
pero es
el cuchillo del deseo
para el dueño
de un deseo de tobillo
así ella
dueña de su contorno
brilla en el adorno
y en la doble
esclavitud
de su ajorca y su tobillo
está su libertad
como una esclava.

De: "Construcción comparativa"

MANUEL RUANO


PARA TI QUE AMAS LA POESÍA
..........................."dadme otro cuerpo que descargue mi locura"
...........................................Lucian Blaga


No se calma la sed con la esperanza.
Aunque mis ojos se apresten a los juegos pastoriles de tu amor,
de lo que es del cielo y de la tierra.
Así como no sé apelar a tu sonrisa para anunciarme al consabido adiós.
De esta manera, has de juzgar la conveniencia de mis versos;
porque no se calma la sed sólo con la esperanza.
Ulises, hijo de Sísifo, sembraba sal en la arena para que lo creyeran loco;
y supo así, vencer las dificultades.
Por eso te ofrezco estos naufragios y estos contentamientos
(tan propios del mar como de la tierra),
que como viento feroz anidará tarde o temprano y te desnudará toda,
atraída por el canto de los pájaros del monte,
seducida por las aguas rápidas de la memoria.

MARITZA LUZA CASTILLO

ME DECLARO CULPABLE

Me declaro culpable, y
Nadie acredita que estoy muerto
Mi existencia tiene un vínculo con tu nombre
Un péndulo maldito
Que me eleva y rebaja desde lo mas íntimo de mi ser

He forjado una catedral muy alta
Un ensayo de ofensiva
Para que mi corazón amargo no viva
Mas aún mi espíritu agudo
Se entrega a los sonidos insinuantes
Cuyas fruiciones aún destilan miel
Y estremecen mi cuerpo con rebeldía
Rebeldía de hoy
Vergüenza de ayer
Flaqueza del mañana
Escucho absorto
El desmembramiento de mi alma
Partiéndose en mil pedazos, según
Según, la fisiología del amor

Me declaro culpable
Y abandono mi lapida sin temor

ALBA ESTRELLA GUTIÉRREZ

el alma busca refugio
brazos seguros
para esconder la muerte
y unos ojos que toquen su presencia
de álamo en el muro
porque el alma
es un muñón de infancia entre los tilos
tan frágil y fugaz
tratamos de ignorarla y la perdemos
en torpes acciones cotidianas
absurda y necesaria loba
que aúlla al oído
de sábanas prestadas
el alma náufraga del uno
ahora nos reclama
y es nuestro deber ineludible
escuchar su desnudez
de cáscara sin ruido
apartarla de heridas y reproches
sin condiciones ni censuras
el alma no se toca
se contempla
el corazón se quiebra
no se rompe
el alma renace de los otros
y es en todos los puertos
corazón de luz

y un abrazo de casa sin ventanas

del libro: "Hilanderas del viento"

ELISA DEJISTANI

BLUE’S DE LA SOMBRA


Intento sin lograrlo
escapar de mi sombra
Colgada de la bruma
susurra mis pecados
sujeta mis manos
no tiembla
Clava su mirada lastimera
como un perro abandonado
Escucho con los dedos
la música
el éxtasis
la pasión
Desde un ángulo felino
salto
y disparo
disparo
sin piedad

NORMA PADRA

SUEÑOS DE CRISTAL

Burilar los pájaros
todos conocen la mirada atenta
los sitios elegantes
donde acurrucarse
con naturalidad.
Puros, transparentes
pensamientos tallados
finas hebras de vidrio
el plumaje.
Describes realidades
sueños, vanidades.
Vagas por el aire
sin contaminarte
....lenguaje
.......imposible
.........de alcanzar.

CARLOS A. MARGIOTTA


LA FUENTE DE MORRONES

Compré unos morrones bien colorados para acompañar la carne; a ella le gustaban por su forma de corazón. "Si parece que laten" decía, viéndolos expuestos en la góndola como un rey entre las otras verduras simplemente verdes y oscuras, débiles y sumisas ante tanta presencia. Quería sorprenderla con mi habilidad culinaria y nada más sensual para una noche de amor y primavera. Prendí la llama de la hornalla de la cocina con el fuego mínimo, y coloqué el primer morrón apoyado sobre la base mayor. El fuego se pegó a la piel carmín acariciándola como la mano de una madre. Poco a poco se fue oscureciendo de ampollas negras y estallando en gritos de delicados perfumes de oriente. Después lo di vuelta en el sentido contrario hasta quemarlo totalmente, y continué con los demás, uno por uno, imaginando en cada crepitar nuestros cuerpos abrazados en una hoguera lenta y paciente, prolongando el instante inevitable de la muerte.
En una cacerola con agua fría se desinflamaron juntos, y comencé a despellejarlos. Mi mano reconoció cada pliegue como a su cuerpo desnudo dejándose tocar eternamente. Los abrí con un cuchillo de hoja pequeña y separé las semillas acaloradas. Tendidos en una tabla de madera, los corté a lo largo en forma de labios, y en una fuente transparente los acosté entre rodajitas de ajo y poca sal. Los bañé con mucho aceite de oliva, a la italiana, y los abandoné agotados de amor, descansando hasta la noche, cuando el alma volvería a la fuente de morrones, como ella con su aliento encendido.
Probé uno elegido al azar, acaso el más pequeño, y pude ver su boca confundida de rouge, mordiendo desesperada, y su lengua deslizándose entre llamas jugosas, como en mi boca. Pude ver su mirada caliente suspendida sobre la mesa, esperando el vino, para ahogarse en una copa, y en otra, y en otra más, hasta el basta. Pude ver una fuente gigante de morrones, como un incendio, con nosotros adentro, quemándonos con ajo y sal, sobándonos en el rubí del aceite; los dos hambrientos, y desaparecer en cada bocado con pedacitos de pan.

LYDIA LIBERTINI

7
La vida es un misterio,
devélalo.
Sepulta angustias y
carga caminos al hombro.
Porque los huecos serían más hondos
y los pasos sin volver,
huellas disueltas y sin sendero.

8

La noche despliega
sus alas oscuras.
Un tiempo sin soles
se graba en tus ojos callados,
y se detiene ahí,
como un paisaje anclado
en la costa de tu pupila.

9

Hay años que transcurren
en el calendario y el espejo
pero no escapan a la hoja del papel ni al marco
y terminan ubicándose
en el extremo opuesto de los siglos
que no transitan aún en el reloj.
Intenté desmentirlos con sus precarias agujas.
Hay edades que abarcan una caída de sol
y ejércitos de noches que marchan bajo una sola luna.
El tiempo verdadero tiene estaciones internas
y se mide en miradas.

lunes, 2 de junio de 2008

MICHOU POURTALÉ


BAJO LA MESA UNA CITA

entrecruzando idea con pierna
intención descubierta en el zapato
de gamuza el mío
contra un sobrio mocasín
su punta en mi tobillo
de abajo hacia arriba razones
esparcidas sobre tazas y mantel
lúdico el bisbiseo
musitaba señales entre dos
mientras tanto
alargábamos aquel té.

RUBÉN DERLIS

RETROSPECTIVA
Con fuegos consumidos en días de esperanza,
la fe en todos pero más en alguien,
las ganas, las maneras
puestas en los asombros,
viviendo o muriendo los resultados
que dejaron el hasta ahora
y el haber sido.

Aún quedan días por hacer,
melancolías de suaves adherencias
pero que echan raíces como garfios,
interferencias contra las que combatir;

sobre todo
armar con el rompecabezas de la alegría
la figura completa de la felicidad
y otros etcéteras.

Salvando ciertos desajustes desaforados,
algunas contramarchas y desaciertos,
no está del todo mal, aunque no me conforma.

ISABEL VICTORIA KRISCH


10)

se subyace entre tanta piedra y más soga

aunque se hayan llegado hasta la depredación los

filamentos
de aquella envoltura ennegrecida

surgieron estas formas vibrátiles
porque desborda el magma

insistentemente ígneo
cuando se lleva en el núcleo

el ardor extasiado de las heridas y la sutura

“Entre la roca y el aire”
Ed. Nuevohacer
Grupo editorial Latinoamericana

JORGE LUIS ESTRELLA

HOMENAJE A ROSA MARÍA SOBRÓN

¿De qué le sirvió al destino
detener tu aliento
poniéndote a dormir entre las rosas?
¿De qué le sirvió,
si tus amigos no acaban de nombrarte
y tus poemas se leen más que nunca?

Aunque anduvimos los mismos senderos,
nunca me crucé con vos
pero hoy nuestros espíritus se abrazan
en el lugar del cosmos
donde los ángeles conversan con los pájaros.

¿De qué le sirvió al tiempo pasar
hasta herirte,
si tu herida reúne todo el amor del mundo
a tus pies
y los hace transitar
por una conjunción de lunas y de soles?

Vos entraste por la puerta,
por “la puerta infinita”
y hay un amanecer en tu mirada
que nos saluda
desde una foto.
Epopéyico “ejército de estrellas”
gira en el vértigo de una ternura
que seguirá siendo el cielo de tu poema
por los siglos de los siglos.

“He vuelto hacia los pájaros”,
“es tiempo de calandrias”,
estoy triste,
dejame “el consuelo de una lágrima.”

LUISA BERUTTI

PETRUS

Miro la piedra
rueda por la vida
en su frialdad incólume
me grita
su aventura y su caída
me muestra sus caras diferentes
y se tiñe de ocasos.
Esculpieron los vientos sus facciones
y consagran los templos
su eternidad sagrada
pulen las aguas
su aspereza antigua
no se marchitan las flores
que su cuerpo oprime
la rodean
abrazándose
a su rígida tibieza
y se resiste
a abandonar el pacto
sellado
por la herencia.

ELIANA SEGURA VEGA

SEMBLANZAS SEMANALES

El vientre estuvo preñado de astros
cuando los dioses inventaron la semana
Cronos fue regente
Mas todos imitaron al Supremo
Y desde entonces siete
son los días de augurio o maleficio
que establece el calendario
Siete notas de amor
desde la infancia de los tiempos
hospedadas en la lluvia
y en el canto de los pájaros
Cada una en cada hora un regocijo
en las cuerdas de un violín como un arpegio
o en tambores aguerridos cual huracán violento
Siete campeón
as de los eventos
Siete al que destaca por sí mismo
Número de suerte para tantos
vaticinio de adioses y de arribos
siete días de trayecto
restados al inicio
o agregados al sumando
desde la nacencia al envejecimiento
siete días multiplican progresos ,fantasías
de este cuento milenario
siete nos dividen en negros y blancos
tras los muros de las guerras fraticidas
y los opuestos idearios
siete días que nos llevan paralelos
al camino del comienzo.


-Chile-

JUANJO VALDIVIA


¿DONDE VAN?

¿Dónde van las palabras que se lleva el viento
y levitan mis pensamientos cuando no pienso,
dónde van a dormir las sombras por la noche
y a encontrarse los sueños de los despiertos,
dónde van los besos que se pierden en el tiempo
y el amor cuando se separan los amantes?
a los lagos donde bailan los ángeles
donde no hay camino sin caminante.

HÉCTOR BERENGUER


ASEDIO DEL MAR

Hay un gusto a sal en mi boca
quizás sea el gusto final de todas las cosas.

Un día salí a buscarme
pero ya no era el mismo,
es mejor no saber imaginar
ninguna presunción de lo desconocido.

Construí esta casa de arena
que tiene la forma de mis pensamientos,
atrás quedó el verano
y sus poemas contorneados de niebla.

¿Por qué asedia el mar si ya
no hay amantes en las playas,
sólo desconocidos dibujados
en su propia distancia?

Cuando todo esté acabado
el viento me tallará como a una duna.

Mi único arrepentimiento
es no terminar a tiempo
y que mis deseos permanezcan
más allá de mí mismo.

Anoche tuve un extraño sueño
podía ver pasar el tiempo
así como se da la espalda o la mano,
es como las cosas cambian de sentido
y con ellas se detiene todo lo previsto.

Ahora sé que hay otro mar
e irrumpe en sueños,
su larga travesía
hacia la otra orilla.

Todo es vulnerable
como un cuerpo
hecho a la altura de su luz.

Cuando éramos niños
solíamos susurrar exigentes
el término del miedo,
ahora unas voces nos llaman
y ya hemos desaparecido.

A través del mar he sentido
mi vida extrañada
como si fuera de otro.

Si yo pudiera creer sin saber
me derretiría en una lágrima.

Dame este don como si fuera el último,
dame este día hasta que se torne
como un árbol
la sombra de sí mismo.

domingo, 1 de junio de 2008

GUSTAVO TISOCCO


MI ABUELO JUAN

fue el cómplice heroico
de mis días de sol.
Embriagaba su corazón
para que este ría,
cuando la oscuridad
traicionaba certezas.
El sabía que en lo alto su pequeño cuerpo
sería vuelo y se hizo gorrión.

Desde entonces poblé mis ángulos
con trinos de aves desamparadas,
desde entonces,
la añoranza habita en mí.

De "Paisaje de adentro"
Del Cd "Intersecciones"

RUBÉN VEDOVALDI


EL C(R)UENTO DE LOS HERMANITOS ABANDONADOS

No sabemos, Gretel
si aquella es nuestra casa
o la boca del lobo de Caperucita

estamos solos en el bosque ad-verso

hace frío en el filo del hacha
noche de lobos en el filo
y hambre larga

Estamos solos Hansel
más solos que Moisés en el moisés
solos
frente a la motosierra del capital feroz
solos
frente a la motoguerra del dueño

Estamos solos Rómulo
ya no hay más lobamadre que amamante

Maldecidos bogamos, Remo quebrado;

los buitres devoraron las migas del camino

ya no hay más señales que las de Caín.

RICARDO MASTRIZZO


ALL YOU NEED IS LOVE

Todo el cuarto se vuelve repetido
ni cae pintura de ningún rincón
ni el piso se incorpora
a dejar una baldosa floja.
Todo el bicherío alimenta la noche
y la cama espera con sábanas abiertas
como un caracol despierto.
Todo este pueblo aburrido de rezongos repartidos
recorto mis uñas,
me afeito,
tomo unos mates,
salgo a caminar,
revuelvo el guardarropa buscando guantes rojos que nunca tuve
Veo como la noche
saca a pasear la bruma,
esa cólera silenciosa,
esa lágrima paciente.
Todo enmarca algo de retrato
todos parecen querer poseer
un poco de alma repetida y muerta.
Hay brazos que hicieron velas y barcos
pero no mares
todo este pueblo de pregones y rezongos
es un péndulo repetido.
03.04.07
Altura que cae en la tierra blanda
y rebota
y sigue leñosa hasta que envuelve las manos
hasta quebrada vuelve a la boca
soy una nuez.

MIGUEL SÁNCHEZ


ALFOMBRA (3)

también nos llevamos los cordones y los zapatos
del bailaor las bisagras de las axilas el tirabuzón

por traslado estamos de reformas las palanganas
las piernas ortopédicas y las ruedas de las camas
por un plano inclinado desde la frente a la calle
dejando caer por su propio peso la memoria de
todos los muebles sufren por las patas y la ingle
el reflejo de la primera papilla en el espejo del
armario pasos y zancadas enanas desnudas en
el aire los labios de los líquidos y el gorgoteo
de las palanganas clasificatorias de las goteras
registro acuoso consta en pliego desaparecido
a favor de las contraventanas traslado cortinas
enrolladas en la caña de pescar lampreas de río
el vasito del colirio en forma de ojo se esconde
si lo veo no lo creo si no viene no nos mudamos
sin almendra no hay mandorla sin borde sombra
mortero sin mano alambre sin horcajo ajo sin ojo
la superficie del agua es tangente a los garbanzos
solo cuando los cubre esos se quedan quietos
no les hay mudanza solo se traslada la alfombra