miércoles, 13 de febrero de 2008

OLGA STARZAK



LAMENTO DE VERANO

El verano es con sus rosas y ahora aroma a lavanda
sequías obcecadas y calores sofocantes
cortas mañanas de ocio y amaneceres despiertos
el fulgor de las tardes, la alevosía del viento.

Los veranos son esperas por vos, por él, por ellos...
sacudidas de polvo y especie de desfiladero
momentos de gloria y largos de desasosiego
historias repetidas que se agobian con el tiempo.

Este verano es ese gallo absurdo que desconoce horarios.
El gorrión en la ventana velando el último aliento
de su pichón estrellado contra el piso de cemento.
De las ciruelas madurando al compás de los reflejos.

Aquellos veranos inciertos sin saber que te tenía
se acabaron por estériles, se murieron en silencio
ignoraron el suspiro de haber conocido el misterio
de tu voz enardecida, de la yema de tus dedos...

El verano es temores siempre habidos, evidencia del
hombre que rehúsa el silencio eterno.

Trelew (Chubut)

viernes, 8 de febrero de 2008

CRISTINA PIZARRO

MARIPOSA-MUJER

En mi tierra de origen todavía ríen las montañas.
El sol y la luna se unen
en el tiempo y la eternidad.

Me gusta acercarme a los árboles,
entregarme al viento,
descubrir que mi corazón fecunda en paz
entre alas espiraladas.
Con su reflejo romboidal
las escamas erotizan el ritmo
............ de las aguas mansas.
Deambulando
piedras preciosas se cobijan.
A lo largo de la orilla
voy siguiendo los diamantes
en el círculo
sin principio ni fin.

Porque sé
................. que renace
...........................................para siempre
lo efímero.

"Jacarandaes en celo"

MARCELINO MENÉNDEZ



DESALIENTO


Cuando el desaliento cruza mi cancela,
veo un ancho espacio y un largo tiempo…
e intento andar por caminos,
que al final no llegan a ninguna parte.

No oigo voces, sólo la levedad
de un murmullo y mientras, el vaho viste
el cristal y opaca mi anhelo que permanece
callado e inasible, en la frialdad de mi ánimo.

Me quedo mirando hacia lo lejos y sólo veo
sombras, que se juntan y hacen juegos
animadas por la luz y me percato entonces,
que pocos escritos hay en mis silencios
y es, que me faltan palabras para avanzar;
y ante el trazo, la tinta, el papel y la frágil
esperanza de hallar ése poema me pregunto,
-entre silencios, sombras y distancias-…
¿Dónde van los versos de las rimas sin palabras?
¿Y las crisálidas muertas de las mariposas blancas?

(Murcia-España)

SUSANA CASATI




El BUZÓN


El buzón es un duende estático y riente
que se traga las cosas que se escribe la gente.
Se mantiene parado siempre en la misma esquina
en que el conscripto cita a la chica vecina.

Cuando me ve, la risa de su boca burlona
se hace más amplia y hueca,
más negra y compadrona,
por la carta que sabe escribiera yo un día,
aún dando por seguro que no la mandaría...

¡Ay! buzón de la esquina de risa desdentada,
de este mensaje mío él nunca sabrá nada,
porque es vivo reflejo de mi alma y de mi mente
y la gente en las cartas no pone lo que siente.


Por eso, aunque "él" espere, de largo pasaré
y junto a mis recuerdos el sobre guardaré...
Pero tú en esa esquina erguido seguirás
y con tu risa muda de mí te burlarás...

jueves, 7 de febrero de 2008

GERARDO DE BRASI



UN TRUENO

Una vela en la oscuridad
la última esperanza de hoy;
el viento trae olor a humedad
y juega con la llama queriéndola apagar.

Suelen ser tristes las despedidas
más con el dulce sabor, aún fresco, de sus labios
se fue en silencio haciendo ruido
un trueno sin relámpago.

Quiso fingir entereza, nunca sirvió para el engaño
fue descubierto con su inútil discurso
señalado y acusado se quebró en un llanto
los apuntadores no secaron sus lágrimas.

Su tristeza pudo más que el viento
y entonces si fue todo oscuridad
la ventana cerrada trajo silencio
y el sueño algo de paz.

El despertar no fue agradable
pero al menos se despertó, pensó
también pensó en no recordarla
luego intento volver a dormir.


MARCELO VALENTI



Ojos color sepia:
un paisaje de naranjos
se ausenta
en el tiempo.
La exageración
de las pupilas
intenta el rescate.
Cuatro generaciones después
continúa
el extravío.

JORGE ISAÍAS



LA MUJER EN LA VENTANA

Apenas la mujer se hubo asomado a la ventana, apoyando sus codos en el marco, esa ventana que estaba abierta como un ojo en la negrura de la noche, como un ojo solitario que permanecía latente, apenas hubo asomado la cabeza hacia la esquina una luz pobrísima titilaba, lo vio pasar. Era un hombre que iba vencido, con los hombros cargados, como sosteniendo sobre ellos un peso imposible de soportar para un solo hombre, para un solo ser desvalido sobre la tierra yerma.
La noche es sin embargo, una mancha oscura, una declinación negra del día que cayó de bruces, envuelta en tembladerales violetas, para ser devorada por esa niebla de brea que sin ningún diente actúa como una boa constrictora, devorándolo todo. Todo, menos esa ventana donde la mujer asoma su cabeza envuelta en una cabellera clara, que circunda su rostro comido por la oscuridad de la noche y sólo los hombros desnudos, resaltan con esa luz que duerme a sus espaldas. ¿Y qué habrá a sus espaldas, ya que desde aquí sólo vemos una parte de su cuerpo, fragmentos descuidados, cabeza, cabello, perfil del rostro y sus brazos desnudos que como una pena en la noche avanza sobre nosotros en una inmovilidad que nos presupone cierta eternidad, que sólo la mera curiosidad, tal vez, orientó su decisión, mientras nosotros imaginamos penetrar esa realidad suya que no nos será develada y que tal vez obedezca a motivaciones inescrutables, a un instinto oscuro, no develable a nosotros por más voluntad que en ello pongamos.
Y si esperara un amor, un hombre que no llega o que se retrasó en la cita y ella está pronta y con la cena lista, a punto de poner sobre la mesa un mantel de lino, con dos velas que sólo esperan el chasquido ansioso de un fósforo, con la botella de vino sin descorchar, porque ella sabe cuánto gusta a un hombre esa tarea que pone a prueba su –digamos- caballerosidad no exenta de hidalguía.
¿Y si fuera al revés? Ella no fue a la cita por alguna razón oscura que obviamente, desconocemos y se queda en la duda entre arrepentirse o vestirse y salir un poco apresurada a buscarlo.
¿Y si estuviera triste? ¿Y si estuviera con los ojos húmedos, ya que desde aquí no le vemos los ojos ni siquiera sabemos si son claros como el aire que llamamos cielo o negros como la noche o el olvido?
Del hombre vencido que pasó bajo la ventana donde la mujer está asomada ya no queda ni el recuerdo, apenas una estría en nuestros ojos curiosos lo guarda como el fogonazo breve de un fósforo, una línea sutil en nuestro cerebro que pronto se esfumará sin dejar el mero recuerdo: sólo los pasos cansinos, la espalda encorvada, las ropas oscuras y los zapatos gastados, que arrastra casi a su pesar.
Como un fragmento de esa realidad inapresable en que la percepción se activa y se diluye con la misma intensa rapidez. Pronto será una nada en nuestra mente, y también en la mente de la mujer que por otro lado no sabemos desde aquí si registró su paso anodino, casual, sin importancia verdadera.
Por esa calle vacía acierta pasar un grupo de muchachas parlanchinas, despreocupadas, a quienes el viento breve, mejor dicho, la brisa que viene del río acaricia sus blusas claras cubriendo los corpiños que resguardan la pasividad de sus pezones oscuros, con su aureola rosada, sin tener en cuenta cuántos estremecimientos se habrán producido en ellos al ser besados. Sólo pasan y en minutos ya serán recuerdo.
Pasa un ciclista solitario, como un demiurgo que corta la noche con los rayos de acero de las ruedas de su parca bicicleta, que lleva en esos mismos rayos haces de la luna en forma tan minúscula que apenas percibimos mientras la mujer sigue impertérrita, lejana, eterna en esa ventana y que no sabemos cuándo cesará esa inmovilidad que la reduce a esfinge cuando ya creemos haber batido todos los records de “voyeurismo” del que somos capaces.

(Revista Con voz propia)

ROSA LÍA CUELLO



DESCONOCIDOS

Dormita el canto
de los cristales rotos.
Los pájaro se estrellan
en el brillo de tus ojos.
Tu mano detiene
la cuchara en el café.
Se contorsiona el humo
consumiendo la prisa.
Somos dos desconocidos
queriendo alargar
la despedida.
A lo lejos, un canto
de amor salvaje,
se estrella sin piedad
contra el silencio.
Solo las miradas permanecen
columpiando intenciones.
Me levanto y me voy.
Ya no quedan más palabras.

LUIS BENÍTEZ



LAS LÍNEAS DEL MUNDO

Quien ve a las líneas del mundo
unir a la desdicha
con la alegría sin tiempo ni motivo,
a la ceguera del hombre con lo luminoso del hombre,
al cobarde, al justo, al tonto
(que asiste a la ceremonia del crepúsculo
asombrado, muy quieto, flotando sobre el agua),
nunca se vuelve altivo
a contemplar la guerra que incendia
el lugar donde vibra todo esto.
Ya nunca sueña.
Abre los ojos despierto, abre los ojos dormido.
El que ve a las líneas del mundo
servir de trampolín a los pájaros
y de escalera a las almas,
sabe por qué no vuelan
y se guarda de contarlo.
Otro será su interés:
él querrá trepar por ellas
disimuladamente, sin un solo comentario,
sin que nadie note la ausencia del desertor.
Feliz, ignorado por todos,
vagará por la tierra sin nombre
con su precioso secreto, ese momento en que espió:
él conoce signos que lo conocen,
hace su propia ley.
Y por fin, cuando se retira,
como un oscuro bulto con corazones de tormenta,
hacia la tierra oculta en esta misma tierra,
que guarda de toda noche el sol,
no olvida, ni por un momento,
que el tiempo está en su red.
Sabe que no hay milagros, sabe qué cosa son.

Algún día todo será plenitud.

“SEGUNDA ANTOLOGÍA”

ANALÍA PASCANER



SE ME VINO EN CONTRA


¿No te digo? nooo, si es así la cosa, una se empeña en aprender, en hacer algo nuevo y se te viene en contra, encima lo que una dice te lo tiran como idea después, es así creeme lo que te digo porque es así. Vos cómo andás? mientras te voy contando ¿querés? ¿tenés un ratito? ¿si? bueno te cuento entonces. Ja… cuando lo sepas me vas a dar la razón. El otro día sentaditas las dos, charlando de bueyes arados, no… bueyes arados no, bueyes cansados bueyes sueltos… ¿o bueyes que no se dan cornadas? ¿cómo es? bueno no tiene importancia no viene al caso, sigo, el otro día hablando de bueyes (así, bueyes a secas) le pregunté si es difícil escribir un cuento porque ella es profesora de lenguaje baaah de lengua como le llaman ahora, “v-v-vos querés e-escribir?” (me miró de raaaro creeme) “sí ¡yo! te animás a enseñarme porque un poco que me aburro viste?”, “b-bueno podríamos intentarlo, mirá que tenés mucho trabajo por hacer, no es escribir algo y se terminó, ahí recién empieza el trabajo y muy pero muy en serio”, y ya no me gustó nada de nada te aseguro, ya estaba totalmente arrepentida por tirarle la idea y me preguntó “¿estás segura que querés?”, “yyy… seee…”, yo ya no quería, creeme que ya no quería por nada te aseguro, “dale ¡animate! escribir y trabajar de-ver-dad, a-cum-plir con las tareas”, “yyy… bueeeh…” ('ta que me enredé sola ¿viste?). Bueno sigo, la cosa es que pasaron los días y yo me digo ésssta se olvidó, menos mal que se olvidó totalmente porque no pasaba nada ¿viste? ni se acordaba y mirá que nos veíamos. Bueno en eso recibo un meil ¿¡un meil!? ¿podés creer? cuidado que por meil me lo manda a decir, ¿no podía mandar una carta o hacerme avisar con alguien? no sé… algo… ¿pero un meil? si gracias a que mi hijo me abre el internet una vez por semana no me cierran el meil, eso dice él qué sé yo. Bueno sigo, encima toma mis-propias-palabras, era un refrán que yo le dije el otro día ¿viste? en toda mi vida aprendí solamente tres refranes y se me ocurre decirle zapatero a tus zapatos y eso es lo que me manda a decir por meil, aaay… por meeeil… tenías que ver a mi hijo sorprendido: “mamaaá veniiiií mamaaá alguien se dignó a escribiiirte!!” y encima no entiendo porqué se reía tanto este chico, si hasta pensé que le pasaba algo grave por semejantes gritos, qué sé yo. Bueno sigo, y usa mis palabras mis-propias-palabras, bueno no son mis mis palabras pero se las dije yo, ni siquiera la idea se le ocurre a ella, creeme porque es así. Bueno sigo, la cosa es que me manda un meil (ja… un meil) y ahí me lo explica todo! bah… todo es una forma de decir ¿viste? porque de todo no tenía ni la mitad, pero claaaro ella es así, así como la ves no das cinco centavos pero te cuento que sabe un montón eh? en lugar de hablar normal, como una persona normal ¿viste? ahí nomás te mete el verboide y el adjetivo, el apócope y el adverbio, el gerundio y el sujeto (¡a mí que no me venga con otro sujeto que no sea mi esposo ¿viste?), entra a sacar libros de la biblioteca y ¡sabe en qué página abrirlos! creeme porque lo vi con estos ojos que te miran, que el regionalismo de ni sé dónde y encima, escuchá bien porque no lo vas a poder creer, encima me dice “claaaro vos no sabés regionalismos, te voy a prestar un libro”, aaay… qué susto… pero qué libro ni qué libro, me va a prestar un libro mirala vos, eso sí, te aseguro y te lo aseguro como que me llamo Antonia que si ésta me trae un libro de regionalismos yo le busco otro pero de regionalismos franceses ¡o peor! regionalismos alemanes ¡y ahí sí la quiero ver! se va a volver china, porque la flaca es mucho verboide y apócope, gerundio y adjetivo, adverbio y sujeto, pero la sacás de las letras escritas en castellano… y ja… ¡ahí vamos a ver qué sabe! Pero bueno la verdad es que no me quiero ir del tema ¿viste?, la cosa es que de acuerdo a lo que nos dijimos esa tarde hablando de bueyes (bueyes así, a secas) me viene a decir lo que yo le dije en ese momento: zapatero a tus zapatos, y ahora pretende que ponga la mente en funcionamiento, así textual me lo explicó y ¡por meil! creeme. ¿Por qué ponés esa cara? ¿que qué quiero decir? ella se refería a… Ay me puse mal ahora che, hablando de mente quien debería irse con la mente a otro lado soy yo. Uy… y vos no me contaste naaada, bueno otro día porque ahora debo poner la mente en remojo. Chau mi querida nos vemos en otro momentito y saludos a tu gente, me alegro de verte tan bien mmmm qué reseca tenés la piel en las mejillas, a ver… deberías hacer algo, no queda muy bien así. No… no no no, la mente en remojo no era, en remojo eran las lentejas como me enseñó Matilde. Qué tenía que hacer con la mente? uuuuy no me digas que debo pedirle a mi hijo que me abra el internet para ver qué decía ese meil. Ja… por meil…

lunes, 4 de febrero de 2008

JUAN JOSÉ MESTRE




Y TE ESCRIBÍ…

Y te escribí en pétalos
el pensamiento receloso de los lirios,
la fragancia de tu piel en las sábanas fragantes,
los hilados desmayados del sahumerio sobre el pelo impregnado
de noche -lumbre somnolienta de amor y de lisonjas-,
y te escribí mil versos hasta acabar el horizonte con palabras;
pero no fui capaz, no pude soñar lo que soñabas,
no supe armar esa metáfora que te retuviera,
aquella que te alejara de las intemperies del despecho…

EDUARDO D'ANNA


DE VERDAD

Es un vivero, pero el hombre
lo llama bosque cuando va,
salta el alambrado y se mete.
El no puede ir a un verdadero
bosque, así que camina
entre los
eliotis, olfateando,
sintiendo el ruido de la pinocha
bajo sus pies. Pero tiene
que olvidar la regularidad
de las filas, las líneas rectas
que le recuerdan al dueño
mientras se bebe la filtrada luz
y procura escuchar un pájaro.

Y de repente, en medio
de esa farsa, cortando
el camino, ve un árbol
que ha crecido de verdad.


de: "Historia moral"

Ed. Ciudad Gótica

DANIEL REQUELME




CENTINELA

La luz de Luna
abrocha tu sombra.
Se despide
como vuela un pájaro,
con un beso.
Marioneta del viento
en las ruinas de lo dicho.
Me deja
centinela de estos cuerpos
que el poema intenta aliar
.

GUILLERMO IBÁÑEZ


VI

Con cuerpo de gaviota
tendida sobre el viento
cuerpo de Venus
henchido como un velámen
cuerpo de espuma
deslizado suavemente por la arena
cuerpo con huellas de uñas
y desesperación
con marcas de manos
aferradas a la realidad de tu forma
con cuerpo de misterios ocultos
y de piedra angular de la vida
con cuerpo de nacimiento y de fruto
con cuerpo de eterno furor
en las manos de mi primera demencia.

domingo, 3 de febrero de 2008

RUBÉN VEDOVALDI



Tal vez el mal que se desea duela más que el mal que se hace.

¿Y qué dolerá más, el mal que se hace o el bien que se deshace?

El mal que se hace es un bien que se deshace.

CARLOS BARBARITO



ESCRITO EN LA PARED DEL SIGLO


Qué esfuerzo el de la tibia por alcanzar al pájaro,
el del vaso por contener el alba,
el del caballo por ser mariposa.
Qué dolor el del que da de beber a su propia sombra,
el del que siempre anda descalzo sobre las brasas.
Qué número el uno irremediable,
qué desnudez la del que nunca anduvo desnudo,
la del que llora al borde del pañuelo
su hartazgo de dioses y su hambre de alimento.

"Poesía quebrada"

VICENTE A. VÁZQUEZ BONILLA


LA OTRA
Muchos hombres envidian a nuestro padre Adán y creen que ha sido el más feliz de los mortales, porque tuvo la dicha de no poseer una suegra que le eclipsara su luminosa vida y en consecuencia vivió tranquilo y sin problemas. En ese aspecto, quizás tengan razón. Ese fue uno de los males menores de los que se salvó. Por el contrario, otros suponen que su eventual felicidad se debió a que no tuvo conflictos maritales y en ello, se equivocan. No los tuvo con Eva, pero que los tuvo, los tuvo y gruesos. Ya es tiempo de que se divulgue la verdá.

Cuando Dios creo a la fauna del paraíso, lo hizo por parejas; hembra y macho, como debe ser, para su mutuo contentamiento y para la multiplicación de las especies. El género humano no iba a ser la excepción a la regla; así que, como hábil alfarero, utilizó el barro del Edén y modeló al hombre, alto y fornido, y a la mujer de exquisita figura y frondosa cabellera. Dos seres únicos, bellos, de piel tersa y con los atributos necesarios para la procreación.

Y Dios sintiéndose satisfecho de su obra, les dijo: tú te llamarás Adán y tú, Lilith; creced y multiplicaos. Los dos sonrieron felices, se examinaron con complacencia y luego, tomados de las manos, observaron el bello jardín que recibían como morada, y como si fuere poca cosa, lleno de alimentos gratuitos. Ya ellos se encargarían de llenarlo con sus descendientes. Y como no tenían nada que hacer, más que coger... lo que necesitaran, empezaron a ejercitarse en el rito de la fecundación. Adán, emocionado, lo hacía con tal arrebato, que terminaba antes que Lilith calentara motores y esto la disgustaba a rabiar y la dejaba frustrada.

Es fácil comprender y excusar la torpeza del primer varón, en tales menesteres, pues no tuvo el entrenamiento prenupcial necesario para alcanzar la maestría, ni a nadie que lo aconsejara en la realización exitosa de la gimnasia sexual. La falta de manuales del desempeño contribuía a su incompetencia.

Lilith veía con envidia a algunas hembras del reino animal, pues creía que ellas eran mejor atendidas por sus respectivas parejas; pero con la esperanza siempre viva, confiaba en poder enseñarle a su consorte algunas de las técnicas que la hicieran quedar satisfecha. Pero el tal Adán, no daba señales de mejorar en su cometido y a la malograda mujer se le agrió el carácter.

Al entregarse la pareja a los placeres del himeneo, Adán siempre buscaba la posición del misionero. La llamaba así, porque él creía que esa era su misión en la vida; y la primera dama del universo resentía esa terquedad, pues deseaba estar arriba, marcarle el ritmo y de paso enseñarle al primer fornicador, como se hacían las cosas. Pero no, él siempre terco, machista diríamos hoy, invariablemente quería ir arriba y no aceptaba sugerencias.

Un día de tantos Lilith se cabrió y si no le mentó la madre a su compañero, fue porque no la había; pero desafiante, y quizás pensando en las futuras generaciones, le gritó:
—¡Estúpido, las mujeres arriba! —Y se negó a continuar con la faena.
Debido a esa expresión de inconformidad, algunas féminas de la actualidad, le atribuyen a Lilith, el calificativo de haber sido la primera feminista del orbe, pero ése es otro tema que ya se dilucidará en otro tiempo y lugar.

Después de la primera negativa y de la terquedad de Adán a cambiar de posición y no aceptar propuestas, cada vez que el primer hombre buscaba a la primera mujer para hacer cositas, ella se negaba, aduciendo dolor de cabeza. Excusa poco original, pero que prevalece hasta nuestros tiempos.
Los problemas maritales continuaron. El quería, pero ella no. Adán pretendió imponerse, aduciendo que el hombre era la cabeza del recién formado hogar, pero no encontró suficientes justificaciones para su respaldo, ya que no trabajaba para llevarle el sustento a su mujer, ni le proporcionaba el vestuario, por el simple detalle de no haberse ideado todavía. En consecuencia, no gozaban ni siquiera del placer de desvestirse entre sí. Ella no aceptó ningún argumento y le dijo cara a cara, que ambos eran iguales y con los mismos derechos, y que siempre ¡no! Agregó que prefería ser libre y si fuera necesario hasta célibe; que después de todo y de ser preciso, podía prescindir del sexo.
Adán, abatido por la abstinencia, intentó quemar su último cartucho, aduciendo que ambos tenían la gorda obligación de poblar el mundo con sus descendientes, que para eso habían sido creados y que para cumplir con dicha tarea, era ineludible la relación marital, pues en tan remoto tiempo no se pensaba aún en la insípida inseminación artificial, mucho menos en la fría clonación. Sus argumentos no dieron resultado. Lilith dijo que no le importaba que el mundo se quedara desbitado, que en sus planes no estaba la parida y que mucho menos iba a sacrificar la belleza de su figura con molestos embarazos y con decisión, tomó su colección de peines y peinetas, y abandonó el paraíso.
Adán se quedó solo y triste. Con decirles, asústense, que extrañaba hasta el parloteo interminable de su cónyuge. Pronto, con envidia, le dio por observa en acción a los macho de las otras especies, para ver si les aprendía algo y luego, empezó a ver y a seguir en forma sospechosa a sus hembras.
Dios al darse cuenta de lo que sucedía, movió la cabeza con incredulidad, se compadeció del forzado célibe y como había que hacer algo con urgencia, antes que enloqueciera, o lo que es peor, se diera el primer caso de bestialismo; le dijo:
-Tranquilo, m’ijito-. Te voy a dar otra compañera y esta vez será la idónea.
Y cuando el primer divorciado dormía, como es de dominio público, le extrajo una costilla y con ella formó a Eva. Cuando despertó y vio a su nueva compañera, poco falto para que se le cruzaran los ojos. Quedó encantado. Se dijo con fruición: ¡Ésta, está como quiere! Está mejor que la otra y sin perder tiempo la estrenó. Eva quedó satisfecha, pues Adán ya era hombre de experiencia y si el concepto hubiera existido en aquellos primigenios tiempos, se hubiera dicho que se creía el papá de los pollitos. Nuestra madre Eva, como era una mujer satisfecha, no era brincona y hasta dócil le resultó.
Lilith, ajena a los últimos acontecimientos, vivía contenta. Gozaba con la creencia de que había fregado a Adán y que éste no tenía con quien acostarse, y no precisamente para dormir, y que la estaría deseando por los siglos de los siglos. ¡Que sufra! Se decía, con satisfacción. Pero un día se enteró, de la otra. ¡Adán tenía una nueva compañera! y quién de ribete presumía de ser feliz. Esto fue el acabose. Lilith, a la que apodaban la ninfómana, armó tal berrinche que hasta la caterva de demonios con los que se amancebaba a lo loco, fuera del Edén, se asustaron.
Y aunque esto suena como a telenovela, gritó que lo único que le quedaba era la venganza. ¡Ya verían ese par de desgraciados!
Por largo tiempo maquinó lo que consideraba su legitimo desquite y un día se presentó ante Eva, con la original apariencia de víbora y la indujo a desobedecer la orden emitida por Dios, de no comer el fruto del árbol prohibido. Eva, inocente, comió y como lo sintió delicioso, casi como un orgasmo, lo compartió con Adán y ambos de inmediato fueron arrojados del Paraíso, con las consecuencias mediáticamente difundidas.
Durante largo tiempo se le endilgó a Eva la responsabilidad por la desgraciada situación en la que vive la humanidad; pero, en justicia, la divulgación de la verdadera historia, reivindica a nuestra madre Eva y señala a la auténtica culpable: La tal Lilith; quién de paso le heredó a la telenovela el sobrenombre de culebrón.


(GUATEMALA)

HÉCTOR BERENGUER


CARTA POSTAL DE 1948

...........................................Mariquita en Tanti

La niña de este papel antiguo
que envejeció con ella
y ahora le sobrevive
va vestida con delantal bordado,
parece una muchachita anhelante
y enigmática de un cuento de Chéjov.
La luz le viene de lo alto
danzante y se hace sombras
en la mirada oscura,
allí donde aún la soledad
no tiene nombres ni rupturas.
Está ligeramente hacia adelante,
cuerpo de mimbre claroscuro
en el arrobo del instante capturado.
Ella es libre,
libre porque es recién casada
pero no aprendió esos papeles todavía
y tiene los labios hinchados
como quien ha besado largamente
y ahora representa su rol convencional.
Esa sonrisa parece decir que es bienamada y digna,
hacia abajo las manos cortas y fuertes
con uñas al ras,
sus blandas manos secas
y en el medio la línea de la vida.
Tan marcado todo por venas azuladas,
tan azuladas…
Hay allí flores, niños, animales,
responsabilidad , solicitud, debilidad
y alguna vez ternura
y siempre el deber y el abandono.
Las fotos se hacen a sí mismas
mientras les falta lo que pasa
y queda de una vida ,
esa otra mitad fundamental,
después, por un resquicio
vemos sonrisas que el tiempo
ya ha borrado,
señales,
miradas imposibles de devolver.

GUSTAVO TISOCCO


Los cristales se diseminan en la piel que explota.
Sangro, me anemizo en esta osadía de creer en los destellos.
Me nutren las expectativas de un mañana,
pero muero hoy, en este día, sin discípulos.

Masacres, guerras, atentados corren por mis retinas incrédulas.
¿Dónde está el Mesías o es simple adminículo de lujosas iglesias?
¿Sirve de algo tanto rito pagano o sería el pan lo que daría la paz que tantos ansían?

Soy yo el penitente,
soy de las mentiras el verdugo,
¿quién es el tribunal?

Hipocresías nacen de infames oradores.
Pero el mundo se desarma y se aniquila
bajo la cruel sinfonía de villanos que ríen.

Toda una élite de bolsillos llenos, de estómagos rebosantes,
de los que miran a otro lado.
Muertos desparramados en los patios, en las veredas, sin utopías.
Y tus manos que no esperan...
Y los sueños ¿dónde han ido?

YADI HENAO



EL OLVIDADOR


Todos los días del infierno, el olvidador tenía los ojos llenos de caballos. Salían de los silencios de bocas encendidas con rimel en la pena y de los besos solitarios que eran todo lo que no podía decir, todo lo que no podía llorar.
Todos los días del cielo, el olvidador tenía los ojos llenos de nostalgia, como si un vals de fantasmas en blanco y negro dejara a su paso el color de la memoria. Nada clausuraba ese cortejo de palabras dormidas en medio de la tormenta. Nada, salvo la canción del animal más triste de la tierra y la luz de la mujer en el recuerdo olvidada. La más querida, la que no.
"Antología III de Relato Breve"
Editorial Piso12

RAÚL ACOSTA



HABLADURÍAS


Han vuelto los fantasmas
del eterno amor.
Se están llevando cosas.
Gestos, palabras, horarios.
Desovan sus lágrimas tras la puerta,
en la ventana escriben
la palabra mágica: recuerdos.
Cualquier imprecación los alaba,
la convulsión exalta su paseo.
Temor decir un nombre,
que aparezca como ayer la voz,
la canción.
No hay que creer en estas formas
ilusorias, bromas de la memoria,
memoria que tanto vale...
Digo. Callo.
Pensando en estas cosas me exalto.
Lloro.

ADRIÁN N. ESCUDERO


HARRY....... (1º parte)

..............................A la serena crueldad del homo sapiens…Acongojado.

Escuchen, La Historia de este Harry no es precisamente la de inglés Potter, el joven mago de Howarts que despertó desde sus tierras de elfos, dragones y dementores, la imaginación de un incontable universo de niños, que después fueron jóvenes y hoy quizá adultos, y de adultos hoy quizás más adultos que entonces… Porque de Potter se aprendió mucho sobre eso de la amistad, la valentía y el amor sin medida o como estatura del dolor ofrendado por el bien del otro…

Harry le decíamos nosotros al más inútil de la barra, eso sí, porque no sólo ostentaba sus años y esos horribles anteojos que el dibujante le calzaba a Potter en cada tapa de su libro de aspirante a hechicero –y a despecho de la figura elegante y dulce que prefirió su casting para las versiones cinematográficas de sus alucinantes aventuras-, sino que compartía toda esa facha de pibe mojigato, cortado también en la frente –como el inglesito- pero no a causa de un rayo mortal del Señor de las Tinieblas, sino por de la certeza bien real de una flecha lanzada por un arco casero, de vereda a vereda, por el líder de la otra banda de secuaces escolares, con las que compartíamos territorio y desmanes.

La respuesta no se hizo esperar de nuestra parte, e ideamos lo que después sería –a la distancia y con el pelo cano- la más atrevida de las venganzas contra Groucho y sus idiotas útiles… ¡Ya verían, si de hacer daño se trataba! No habría Otra Vez para el desgraciado correntino, escapado de las fazendas brasileras y aterrizado por el hambre en nuestro abundoso litoral santafesino.

viernes, 1 de febrero de 2008

JORGE LUIS ESTRELLA



LA MUERTE, DE PRONTO

Temo encontrar la muerte, que se cruce conmigo
una tarde, de pronto, al doblar una esquina,
que me tome del hombro como quien va y camina
por las calles del centro con su mejor amigo.

Que al entrar a mi casa y al abrir el postigo
compruebe que el ruidoso no cruje ni rechina,
que la planta no crece, que el pájaro no trina,
que el pan es un recuerdo despojado de trigo.

Que la he perdido a ella, que ella me ha perdido,
que mi boca está lejos del calor de su boca,
que su grito se esfuerza por llegar a mi oído.

Que no puedo ayudarla aunque se vuelva loca,
que ya no tengo oído, que ya no tengo boca,
que nuestro amor se halla a merced del olvido.

CONCEPCIÓN BERTONE


MEDIODIA

La paloma, leve en la rama seca del aromo,
no sobre la hierba fresca ni cerca
de las prímulas rosadas. Quieta
dibuja una parábola. La de Claudel. Animus
y Anima. Esa zona profunda, esa punta,
ese centro luminoso en mi adentro vacío, y dicho
así de paso, por encima, apenas
sacudiendo la maleza de mi cráneo: me llena
nuevamente de esperanzas, de cierta fe
perdida en sacristías. La paloma apoyada
sobre el sentimiento de la grandeza
del alma, en la mística
que me devuelve la fuerza, el desafío
vacilante todavía, pero bastante fuerte.
Desafío a la muerte, a los impíos.


De su libro: "Aria da Capo"

ANÍBAL JORGE SCIORRA



DE LA NOCHE A LA MAÑANA

Esas noches sin tiempo
de relojes descogotados
de papeles sueltos en la mesa
y tu pelo en mi tinta
y tu cuerpo en mi letra y tu saliva en tantas hojas
y vos que dormís sin saberlo
Ya no hay fósforos
en la fría noche que se pianta
se agotó gota a gota la pirada
y es tiempo de mates
Acuesto la estufa en el piso
y sobre su calor
apoyo la pava,
agua caliente,
vos hecha poesía,
mates amargos.
Junio de no sé qué día.

PATRICIA ORTÍZ



DE AMORES


Los amantes buscaban albergue entre sábanas de alquiler. A través de las ventanas del hotel, algunos quereres caían y aullaban perdidos entre las vías.
El paso del tren y su traqueteo, hacían zigzaguear la pasión de cuarto a cuarto; los latidos del amor concebían nuevas campanillas azules en el alambrado.
Desde los vagones, algún amor transido miraba con desparpajo a la soledad.
Una puta rascaba los minutos, un pibe forzaba a su pene a una nueva erección. Una ex virgen lloraba por su himen, un casado inventaba promesas y excusas para dos. Entramos vos y yo en escena, acunando un nuevo amor. Cuando la excitación rugió, y entre azules eclosiones –libres de toda razón- a puro instinto, renacíamos, no escuchamos el silbato del tren ni el grito angustiante de otro amor, que atropellado moría.

NORMA PADRA


MARIONETAS

En la quietud del parque
la música de los pájaros
aún se escucha.
Sobrevivo en la jungla
entre disparos y crueldades.
Han secado hasta las fuentes.
Sin agua ni migajas,
los pájaros penden del cielo
por hilos invisibles.
Marionetas ellos y yo.



MARIONETES

En la quietud del parc
la música dels ocells
encara s'escolta.
Sobrevisc a la jungla
entre trets i crueltats.
Han secat les fonts i tot.
Sense aigua ni miques,
els ocells pengen del cel
amb fils invisibles.
Marionetes ells i jo.

Traducido al catalán por el
Profesor Pere Bessó
Valencia- España


NORMA TRAFERRI




A F R I C A

Nació chocolate, sus ojos redondos como lunas color azabache.
En turbado plenilunio, tu mirada. Esa incógnita, tu continente, que contemplabas desde la distancia, todo como de jade y turquesas.
Tu mirada de asombro a la vida, con destino incierto.
Primitivo, exquisito y pequeño cuerpo panzón, desbordante latido que escucho desde aquí.
Te habitan reyes sin corona ni codicia .
Te invaden piratas de todos los extremos. Ávidos y ruines, te rapiñan.
Se ruborizarían hasta los animales carroñeros si pudieran, ante el despojo..
Piratas desde mil destinos y una consigna: Depredar.
La ambición y la ruindad, te cercan.
Y yo aquí expectante. Con el corazón ceñido, contrito. Bajo mis ojos.
Temo. Conocedor de nuestros pretéritos sin escarmientos.
¡Ah!, si pudiera hacer diluviar amor y una voluntad transparente!
Conservar para siempre el jade y las turquesas.