viernes, 23 de septiembre de 2011

HORACIO LAITANO



EL FLORISTA

El señor Sumatra
se detiene en la vereda
para ofrecer
sus prolijos ramilletes.
Colores agrupados
con forma de claveles
o de pequeñas rosas
que anochecen.

Es tanto lo que él dice
de sus flores
que ya nadie
desestima sus virtudes
Ni los hombres
que ostentan su figura
ni las damas
que se ablandan
con los días...

Pero el señor Sumatra
desconoce las razones
por las que pierden
sus flores
los perfumes.

-Buenos Aires-
                                      

viernes, 16 de septiembre de 2011

MARINA FAGUNDES COELLO

 
 
 LAMENTO
 
¿Cómo me quieres
Pájaro,
Si nací con los ojos
Despiertos,
El corazón
Atrapado
En jaula sin viento!


Y con este dolor
Plantado en mí
Desde muy lejos...


¿Cómo me quieres
Nueva
Si me prueban cenizas
De otros infiernos!
 
 
-Uruguayana, Brasil-

miércoles, 14 de septiembre de 2011

CAFÉ LITERARIO

Queridos amigos tengo el agrado de convocarlos a la lectura programada.

Sábado 17 de septiembre a las 18.30 hs. y todos los terceros sábados de cada mes.

No olvides que tu presencia es importante para todos nosotros.

Río de Janeiro 54

-altura  Av. Rivadavia 4.500  “Estación Río de Janeiro”, Subte A-

Ciudad de Buenos Aires

INVITADOS:

David Sorbille, Stella Victoria Tejerina, Martha Desperbasques, Joaquín Muñoz

Miguel Madrid, Gabriela Migliano

Irene Marks, Horacio Laitano, Ignacio Giancaspro , Elena Eyheremendy

Mabel Fontau, Mario Cozzi, Olga Ferrari, (Mar del Plata)

 Jorge Luis Estrella, Marcelo Valenti, (Rosario, Santa Fe)

Marta Castagnino, Marina Fagundes Coello (Brasil)

 -Entrada libre y gratuita-

Coordina:

Norma Padra

MABEL FONTAU


TU SELLO


Como guarda el espíritu el proceso
sagrado de la vida que se inicia,
mi piel guarda en sus poros tu caricia,
y mi boca, las mieles de tu beso.


Me aferro a tu placer con la avaricia
que da el tiempo dichoso. Y es por eso,
imposible el olvido, su regreso
se fija en la memoria y se reinicia


en los sentidos el momento vivo.
Tu sello inolvidable está cautivo
en mi cuerpo y mi alma, y su tesoro


es el signo de luz donde te miro,
te acaricio, te beso, te respiro.
Y cada nuevo día, me enamoro. 


-Buenos Aires-

MARTA ORTIZ


CALENDARIO

Reclinada a la claridad
sobre pared granate
que el candelero esparce,
indaga en el recuadro
el calendario de lecturas.

El rostro se finge aniñado
a pesar de los años
disecados en alforzas
alrededor de los ojos.

Lleva un traje de paño
cuello y puños de piel blanca.
Un casquete negro,
muy de su gusto
sujeta el capricho de un bucle ceniciento.
Perlas de algodón,
ocultan el drapeado
en la piel del cuello.

-Rosario, Santa Fe-

MARCELO VALENTI


El deuteroagonista
escarbó términos
para llenar el vaso de alabastro
que ahora, tras la capitulación
en la polémica,
yace destrozado sobre el césped.
Terminó venciendo
el arpista,
tan ágil con su lengua como con sus dedos.
Los observo con atención
hasta que elijo cerrar
los ojos.
Termino.

-Rosario, Santa Fe-

MARTA CASTAGNINO


DIALOGOS DEL AMOR AUSENTE

…y el hijo que rogué arrodillada?
 el hijo que soñé contigo?
…a gritos mi vientre lo anhelaba!!!
…lloraba en soledad, desesperada…

Mujer, ¿qué tanto procura vuestro llanto?
¿porqué no puedes ver este milagro??
¿acaso crees que la vida otorga, día tras día
un amor que sobrevive austero
en el cambiante corazón humano?


Así llegó hasta mí el reto del Poeta,
tal vez en sueños
en instantes de meditación acaso,
hube de responder, desde el fondo de mí
ya sin dudarlo :
gracias Maestro.
Perdona amor mi enajenado llanto!
El hijo fue el amor que unió nuestros destinos,
 en él fuimos  pasión y desencuentros
 la búsqueda, el hogar,
la ilusión que perduró lozana…

el hijo es nuestro amor, amor amado,
acaso tu partida ¡oh Dios!...con ella se fue…
…no me hagáis caso, el amado Poeta
razón tiene…¿qué procura mi llanto?
El hombre que amé hasta la locura,
lo amo más aún, ¡miradme!

…estoy aquí rodeada entre sus brazos.

-Buenos Aires-

JORGE LUIS ESTRELLA



EL DIRECTOR DE ORQUESTA  



Se enfermaba el aire

ante el merodeo aleteante de los pasos.

El estanque, nublado,

hería la columna de los peces.

Árboles, a gritos,

mordían la luna en pleno día.

Cóndores sin plumas

picoteaban el alimento de los gatos.

Ni siquiera había Apocalipsis,

sólo un estarse quieto

ante el derrumbe.

Terraplén de sorpresas

que pasaban inadvertidas.

De tan vicioso, internaron al círculo,

pero su adicción permanecía.

El libro de quejas estaba harto

y no había dinero para comprar otro.

Con las manos atadas a la espalda,

el director de orquesta dirigía.


-Buenos Aires-

MÓNICA ANGELINO


XV POEMAS TANGO 
(Cada tango un poema)
 
II


raya y gomina
yo te esperaba
lleno de estrellas
el corazón

el tiempo trajo
tiempo de olvidos
-mucha malaria-
vinos amargos
y este recuerdo
de barro y pampa

el tabaquismo
y esta tristeza
de paredón.

-Buenos Aires-

REYNALDO URIBE


HUELLAS

el viento
gira sus agujas,
borra
toda marca del camino

sopla
antiguos pasos
a ningún lugar…

deja la tierra
intacta
para esas huellas
que justifiquen
lo inmenso…

-Rosario, Santa Fe-

LAURA BEATRIZ CHIESA


DESPLANTE DE SOMBRA


En figura alargada me acompañas
queriendo fusionarte con mi vida.
Sin un enojo admites mi salida.
Nunca sufres, ni juegas ni me dañas.

Te diviertes conmigo y mis hazañas.
Tampoco permaneces escondida,
pues si camino sumas tu partida.
No pudiendo escaparte, no me engañas.

Al dormirme te unes a mi lecho.
Sintiendo mis latidos en tu pecho
te place descansar algún instante.

En sueños busco un límite sin borde.
Tanteo por la noche algún desborde
con mi mano, que intuye tu desplante.

-Buenos Aires-

IRENE MARKS



CEREMONIA LUNAR PARA EL NACIMIENTO  DE LA
                              RUTA DEL SOL

Era el ritual de Luna Nueva – alguien cantaba en ti, alguien
mecía las alas de paloma
Era la danza lunar, y tu cuerpo una vía, entre las altas rocas de
 la sombra, tus brazos-pluma-garra, tus pies desconocidos te
llevaron hacia Sol, convocando
con el cuerpo y los ecos de tu sangre,
                               en el centro del bosque, en el claro del bosque
                               allí
                               la piedra
                               la piedra de la luna
                               la adversa nueva luna
                               en el centro del bosque en el claro del bosque
Y danza que guerreas, con el grito de tu cuerpo formado por
 hebras de la hierba que canta cuando nace, que brilla en
 movimiento .
                               Oh luna adversa luna para nacer llegaste
                               para nacer aquí sobre la piedra
                               con gotas de la sangre del mundo .
                                               Oh el Sol cuando la piedra negra sacie su
                                                                                                sed
                                               en esta noche roja –
                                               Oh Sol, soy esta llamarada que tira de tus
                                                                                               ojos
                                               desde la  luna nueva crucificada en sangre
                                                                                        silenciosa
Sol,  cuando desnude el fuego  las cavernas del bosque  ,cuando
la hoguera  avance con su espada de luz, en el fulgor violeta de
la inmensa pupila,
oh ceremonia lunar en el relámpago sobre la piedra negra, en
los pies-ave-bestia de las manos-plumaje, caeré fulminada por
 tus rayos sin límites que inundarán la tierra de lotos amarillos.

-Buenos Aires-

martes, 13 de septiembre de 2011

EUNICE ARRUDA



GEOGRAFIA

estar em
algum lugar

sempre

deixar o
corpo
posto
em algum lugar

porto
onde voltar

(poema incluído na Antologia "Simbiose", organizada por Wilson Guanais - produzida pela Câmara Brasileira de Jovens Escritores, RJ/RJ, 2010)

GABRIEL PAZ


SUITE FINAL PARA LA PEQUEÑA TRAVIESA

A la pequeña traviesa, con cariño

Numero uno

Quiero dejar claros sus años y toda la tinta preñada de deseo
Escribir en una maquina de vidrio la nota final al remitente -femenino-maravilloso que no ha desprendido las alas
Escribirla menos santa
Escribirla menos pasionaria y regar frivolidad por la pantalla
Decir aquí y para siempre: Bella, hechicera, candado del atardecer

Usted
Usted descalza en sus zapatos propios
Usted llegando como si fuera la extranjera de mis piernas

Mi niña para tener quien la mime quien le escriba
Profesor para sus redes sin fondo en la aventura de la pesca
Cada legumbre del lenguaje flotando la deriva de la sopa literaria
Amanecer atado yéndome llorando
Proscrito evitado levitando mi cuerpo pesado

Blanca
Cubierta de cielo tostado
Podría agarrar la fiebre diaria en silencio sin lugar a la duda sin espacio para las huellas
Y escribirte la misma fiebre toda sobre tu pancita seca de nube
Con las agujas rojas que inyectan mi verso

Número dos

Todas ustedes tienen un novio que no las merece
O tienen un novio que es el residuo del novio que traté de ser
“Todas” es una palabra demasiado grande

Segmentemos:

La de los ojos tristes
La del canguil erosionando
La de la pascua
La del musculo en el viento
La de los coyotes
La de las mejillas
La que soñaba con duendes
La que hablaba con mi madre
La que se burlaba de mis rodillas
La mujer rotulo
La virgen de las moscas
La que contaba chistes sobre la sodomía en los primeros años del cristianismo
Ustedes
Algunas
Nunca todas

Segmentadas



Numero tres

¿Qué es eso que nos marea de nostalgia en las fotografías gastadas?
¿Qué nos pone y nos propone incesantes interrumpirnos cadavéricos?
¿Qué se sienta a contemplarnos al crujir de las lágrimas ardiendo en la chimenea marina?

Estas ganas de ahogarnos sobre los muebles viejos


Numero Cuatro

Aquí
tu cinto y sus nudos,
tu flanco y sus finales
y toda el agua que te ha bañado toda tu vida

Deposito aquí
las palabras que camellamente audaces
sumaron un oasis en su sed
un cigoñal enlodado
un río entregado a su rumbo

Bien serías ahora una flor podrida de rocío
o una mujer llena de vidrios,
herida,
donde el tiempo desafía sin licencia la desnudez

Bien serías pensamiento
o vapor estirado sobre la ilusión de mi voz que canta Calamaro,
su turbulencia de puerto, las lindes doradas de sus recuerdos y el micro-tango

Aquí
la terquedad de mi veneno,
tu cinto y sus nudos,
tu flanco y sus finales
donde la adicción a tus palmas rosadas no tiene cura
y su tratamiento es lento,
como la muerte germinando en el lodo de la vida

Número cinco

Anoche te soñé
tirada en una playa blanca,
rodeada de pescadores trasnochados y viudos
La bahía con sangre en su pico de gaviota
Las estrellas con las piernas abiertas, heladas, borrachas de luz.
El día mecería tu cuerpo entre la claridad y la neblina
y cada relámpago limpiaría la tierra de coyotes erectos

Número seis

Soy mis manos que galopan tus manos

Tienes las manos de un litoral ardiente

Secos, ciegos, pero calientes por dentro
los dedos asumen que todo lo que existe es piel

Número siete

Para escribir tu póstumo en la sepultura de este no-amanecer.
Mi no-poema de Agosto huyendo de mi sol.
Aún con los calzoncillos fogosos, el poema se viste y se va, apagando las luces
Como un tifón romperá la finca vacía, subirá por los aires matando las aves, y se irá para siempre escupiendo la voluntad, disparando a discreción




Número ocho

El diablo no se lleva tus cruces de mi cuerpo
El espíritu se lleva la cuchara a la boca pero no come
Las monedas lucen impecables sin tus domingos de pin-ball, sin tus sábados domingueros
La luna rosada de Nick Drake en tu cuaderno de ciencias
La rosa prohibida de mi jardín del bien y del mal
El camino de los trashumantes españoles en busca del oro
Woodstock y sus hippies desnudos haciendo el amor en la muralla del barro
Todas las bancas grabadas con mi nombre en tu colegio de monjas
Corazones de tiza en la pizarra
Muslos dorados bajo el asilo de los almendros
Tu sabana rosa, peluches bobos y globos flotadores
Abracadabra de desastres
Colegiala perdida y evangélica
Ilumina el camino de tus dones con velas de incienso para los próximos ciegos

-Guayaquil, Ecuador-

EMILIO MEDINA MUÑOZ

JOSÉ CARLOS BOTTO CAYO


LAS GAVIOTAS

Las gaviotas no vuelan en el desierto
escapan del calor seco
que existe en tus huesos
esperando el instante de renacer en ti

Nadie sabe lo que vives
ni aun tu alma
que busca escapar
al destino de las luces

Creas historias con tus manos
cuando la arcilla del tiempo
va desgastando mi piel
como un arruga constante

Las gaviotas que escaparon
se posaron en mi jardín
frente a una vieja foto del mar
donde existe tu presencia.

-Ohio, Texas-