miércoles, 14 de septiembre de 2011

MARCELO VALENTI


El deuteroagonista
escarbó términos
para llenar el vaso de alabastro
que ahora, tras la capitulación
en la polémica,
yace destrozado sobre el césped.
Terminó venciendo
el arpista,
tan ágil con su lengua como con sus dedos.
Los observo con atención
hasta que elijo cerrar
los ojos.
Termino.

-Rosario, Santa Fe-

1 comentario:

galáctica dijo...

Un poema de gran densidad y varias relecturas, ya que existen dos planos: el de los griegos y su lucha entre la palabra y la música y el del yo lírico que remite esa lucha a su tiempo y su presente. Cada palabra cobra un peso admirable en este poema. Saludos poéticos Irene Marks