viernes, 23 de septiembre de 2011

HORACIO LAITANO



EL FLORISTA

El señor Sumatra
se detiene en la vereda
para ofrecer
sus prolijos ramilletes.
Colores agrupados
con forma de claveles
o de pequeñas rosas
que anochecen.

Es tanto lo que él dice
de sus flores
que ya nadie
desestima sus virtudes
Ni los hombres
que ostentan su figura
ni las damas
que se ablandan
con los días...

Pero el señor Sumatra
desconoce las razones
por las que pierden
sus flores
los perfumes.

-Buenos Aires-
                                      

3 comentarios:

Anónimo dijo...

David Antonio Sorbille dijo...
Estupendo poema, Horacio. Te felicito. Un abrazo

ignacio dijo...

Querido Horacio, ya me había gustado este poema cuando lo escuché, pero ahora despues de saborearlo lentamente descubro con claridad, lo quer había vislumbrado, la ternura y la inefable belleza que encierra.
Solo un poeta notable logra transmitir ese misterio con la forma y elegancia de tu decir.
Ignacio

galáctica dijo...

¡Cuántas formas y colores se agrupan en este poema, cuántas densidades y levedades!
Las flores y las personas se tornan sustancia, materia que llena formas y las flores cobran la dimensión de personajes, como las rosas que “anochecen”. ¡El señor Sumatra es verdaderamente muy mágico para lograr este efecto! Lo disfruté mucho, también es muy apropiada la imagen de Norma. Gracias por esta hermosa publicación Irene Marks