sábado, 1 de octubre de 2011

ALEJANDRO DREWES


COMO NUBES

No se demore ya
la tarde que cruza los ojos
amados. Fulgurantes
monedas, denarios de sol
para una despedida.

Ilusión de otro tiempo
vagamente dichoso
desvaído en creciente
penumbra. Y qué sola
en su altura yerra la luna.

Un silencio en torno
hay que aturde los huesos:
duro viento de un tajo
hasta la sombra se lleva
más leve de las últimas nubes.
 

-Buenos Aires-

2 comentarios:

Lydia Raquel Pistagnesi dijo...

Bello e intenso poema
Gracias, fue un gusto pasar por tu blog
Lydia Raquel Pistagnesi

Anónimo dijo...

Gracias por regalarme esta hermosa noticia, querida Norma!


Un abrazo


Alejandro