LA DANZA DE LA VIDA
Desde un costado del camino,
mientras miro las nubes permanecer y cambiar,
la siento, lejanamente reconocible, pasar a mi lado,
rozándome apenas con nuevo fervor las viejas quemaduras.
Y si distraigo un instante el mirar de lo eterno,
y abstraigo la mirada en lo concreto de lo efímero,
la veo.
La veo volar por avenidas anchas de urgencias vanas.
Despegar en airosos aeropuertos, buscando lejos lo que está cerca.
La veo tropezar hablando con celulares muertos de silencio.
Fumar en bares clandestinos, mientras el semen germina
para toser su rutina de irremediables hoteles.
La veo subir en el ascensor malhumorado de los lunes,
bajar corriendo las escaleras de los viernes,
saltando peldaños de brisa fresca.
La siento languidecer en escritorios de piedra,
cerrarse en tornos enmudecidos por el aceite oxidado,
prosperar en largas mesas de marfil y esbeltas siluetas.
La veo buscando la salvación eterna en remotos casinos,
o en pozos profundos y generosos de ilusiones cansadas.
La veo arrodillarse en iglesias que no se humillan,
palidecer y temblar, desobedecer en los inevitables hospitales blancos.
La veo, en fin,
esperar la noche para bailar en los cementerios innombrables.
mientras miro las nubes permanecer y cambiar,
la siento, lejanamente reconocible, pasar a mi lado,
rozándome apenas con nuevo fervor las viejas quemaduras.
Y si distraigo un instante el mirar de lo eterno,
y abstraigo la mirada en lo concreto de lo efímero,
la veo.
La veo volar por avenidas anchas de urgencias vanas.
Despegar en airosos aeropuertos, buscando lejos lo que está cerca.
La veo tropezar hablando con celulares muertos de silencio.
Fumar en bares clandestinos, mientras el semen germina
para toser su rutina de irremediables hoteles.
La veo subir en el ascensor malhumorado de los lunes,
bajar corriendo las escaleras de los viernes,
saltando peldaños de brisa fresca.
La siento languidecer en escritorios de piedra,
cerrarse en tornos enmudecidos por el aceite oxidado,
prosperar en largas mesas de marfil y esbeltas siluetas.
La veo buscando la salvación eterna en remotos casinos,
o en pozos profundos y generosos de ilusiones cansadas.
La veo arrodillarse en iglesias que no se humillan,
palidecer y temblar, desobedecer en los inevitables hospitales blancos.
La veo, en fin,
esperar la noche para bailar en los cementerios innombrables.
-Buenos Aires-
5 comentarios:
Sí. La danza de la vida que tenemos; muchas veces sin acordes. Buen poema. H.
Un perfil de mujer, en tus palabras, siempre con un logro: el placer de leerte.
Sonia
Tienes un blog muy bonito y una personalidad propia e inconfundible para tus poemas.
Fue un placer visitar tu blog y gracias por compartirlo, Josan
Un texto que me encantó. La vida con silueta de mujer. Las imágenes poéticas enriquecen la prosa que, a partir de ello, conmueve y fascina.
Un abrazo, amigo.
Jorge Luis Estrella
Muy apreciable Mario:
Te invito a participar en nuestro Concurso Internacional de Poesía, sin fines lucrativos. Somos un equipo de 10 escriores (españoles, argentinos y mexicanos), apoyando un proyecto de desarrolo de nuevos escritores.
El sitio es http://literaliamexico.blogspot.com y contamos con la smpatía de Norma Padra.
¡Mil gracias!
Arturo Juárez Muñoz
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