miércoles, 1 de octubre de 2008

MARTA ORTIZ

Me detuvo el límite
el tapial partió en dos
parcelas el terreno.
La infancia repartida
entre los frutos de la tierra.
Mi padre hendía
minuciosa la huerta
como la otra
que mi abuelo
piamontés labraba

en tardes amarillas
de otoño
él miraba a lo lejos,
a ver si el aire devolvía
la imagen
que la memoria
empobrecía.

Desde un fondo de tiempo,
la niña mira.
Sostiene diademas
de flores secas.
La mece un urgente caudal
de hondo cauce.

No detiene la payana
de pulidos carozos de níspero
aprende
trucos de malabarista.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

QUERIDA AMIGA MARTA: GRACIAS POR TUS POEMAS. EN UN PLACER LEERTE.
NORMY P.

Anónimo dijo...

Gracias Norma, impecable como siempre, el trabajo de amorosa difusión que llevás a cabo en PAPIROLAS.
Un fuerte abrazo.
Marta