martes, 22 de abril de 2008

JUAN JOSÉ MESTRE


LA AFINIDAD

Se sentía solo. Casi como siempre. Pero hoy más. El frío era una evidencia más del insulso acaecer de la mañana.

De pronto se le ocurrió algo. Tal vez, llamando a una de esas hot lines que tanto promocionan en la tele obtendría una voz con la que charlar un rato.

Una dulce muchacha lo escuchó, paciente, durante una hora. Acordaron una cita. Cuando colgó, se dio cuenta de algo que se le pasó por alto: la señorita lo había citado en las Cibeles, frente a la Casa de las Américas en Madrid y él estaba parado frente al puerto de Buenos Aires, observando la fuente de Las Nereidas.

Comenzó a caminar despacio. Una sonrisa se le dibujó en el rostro al pensar en la intensa conexión que tenía con su flamante novia.

3 comentarios:

Gustavo Tisocco dijo...

LEERTE jUAN siempre es placentero, un abrazo enorme hasta venado Tuerto Gus...

Anónimo dijo...

UNA ENAMORADA DE TU PALABRA POÉTICA... ALICIA GOMÉZ

Faby dijo...

Hola juanjo, hola a todos.
Vaya sorpresa encontrarte aca. No porque nos conocieramos de antes, sino porque estaba buscando la forma de hacerte llegar mi comentario.
Hay algo tuyo que habla sobre las palabras.. quiero agradecerte eso, me lleno de sensaciones nuevas.Como re validar todo aquello que decimos/escribimos.
Y quiero agregar quer tus palabras, me sirven.
Un saludo cordial
Faby


"Escribir importa siempre un misterio…
ese misterio inefable de repercutir inesperadamente en el alma del otro, en sus sueños, ilusiones, esperanzas fallidas y descubrir de pronto que todos los hombres somos mucho más parecidos de lo que creemos.