CORTES
Llegué de madrugada y las orillas aún dormían.
Pálida, la luz primera mojaba cúpulas veladas.
Cuando partí ya era el crepúsculo
y la sola visión
violada
a ras de cielo
desató la transparencia de la lágrima.
La traje de mi mano como a un cántaro:
un mix de pop & rock
la luna deshecha entre mis dedos
y los domos
y ciertos oscuros campanarios.
Pálida, la luz primera mojaba cúpulas veladas.
Cuando partí ya era el crepúsculo
y la sola visión
violada
a ras de cielo
desató la transparencia de la lágrima.
La traje de mi mano como a un cántaro:
un mix de pop & rock
la luna deshecha entre mis dedos
y los domos
y ciertos oscuros campanarios.
De su poemario: "Diario de la plaza y otros desvíos"
-Rosario, Santa Fe-
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