martes, 8 de febrero de 2011

JORGE LUIS ESTRELLA


DURMAMOS

Estaba yo en Nueva York ,
mirando los rascacielos de García Lorca
a través del verdor de mis ojos,
cuando sentí un ruidito
y comprendí que era Buenos Aires
que se estaba corriendo un poco hacia el Oeste.
Cerré la ciudad del Norte en pleno Brooklin,
di un giro de ciento ochenta grados al televisor
y me puse a mirarlo, ahora sí con interés.
Mi mujer me preguntó qué estaba haciendo,
discutimos
y ella dio vueltas la cama patas para arriba
y me dijo: “Ahora durmamos”.
Dormimos, mal, pero dormimos
y nos despertó un perro
preguntándonos si podíamos adoptarlo.
Le hicimos llenar una solicitud
y le rogamos que volviera más tarde.
Me fui a París donde la mendiga de Baudelaire
extendió su mano,
le dejé un billete de dos pesos
y me alejé en pos de los gatos y otras flores.
Hasta que decidí dar un giro de ciento ochenta grados
al visor de la computadora
y me puse a pensar en los murciélagos
que, llevados por su ceguera y su radar,
suben mil metros para comer polillas.
En eso estaba cuando volvió el perro.
Después de analizar exhaustivamente la solicitud,
lo adoptamos.
 


-Buenos Aires-

5 comentarios:

Laura Beatriz Chiesa dijo...

Queridísimo amigo: la magia de los sueños, ese cine que, diariamente, nos cambia la cartelera sin aviso y nos permite una libertad desconocida en la realidad. Muy bueno.
Ah, imagino la alegría del Sr.Perro al saberse adoptado, tras los trámites burocráticos. Te abraza,

Anónimo dijo...

¡Genial, Jorge!
Aparentemente una homorada surrealista pero en una lectura más detallada aparecen tantos mensajes como relecturas.
¡Aplausos de pie y repetidos!
Y un gran abrazo
María Rosa León

Marina dijo...

Me encantan estos viajes que proponés Jorge hacia lo insólito, todo un disfrute. Un gran abrazo.
Marina C. Kohon

Anónimo dijo...

Hola amigo poeta Jorge Luis!
Un gusto grande por leerte y por tu hermoso comentario. Un abrazo:
XENIA MORA RUCABADO

Betty Badaui dijo...

Es una delicia leer a este Hombre, sí, con mayúscula, porque su palabra se cuela por todos los rinconcitos de la imaginación.
Un abrazo
Betty