martes, 6 de julio de 2010

HÉCTOR MIGUEL ANGELI

SENTADO A LA MESA DEL LOBO

Sentado a la mesa del lobo
no hay fruto que me arroje al destierro.
El lobo es un prócer especial.
Cada uno de sus gestos
me abre la puerta del bosque.
Y me daría también la llave
si yo se la pidiese.
No es necesario ser bueno o ser malo
para sentarse a la mesa del lobo.
Sólo se requiere
saludar como todos los días
a nuestros propios asesinos.
Y tal vez algo más:
cavar un pozo en las colinas
para esconder nuestros amores.
Sentado a la mesa del lobo
a veces sueño que he dormido,
pero a veces me consume la dicha
de haber sido una pasión.

-Buenos Aires-

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Miguel, como disfruto cada vez que leo tu poesía...y me quedo ahí estacionada por un rato sobre tus versos.
Un abrazo.

Lily Chavez

Anónimo dijo...

Aunque sentado en la mesa del Lobo, tu poema es muy dulce,
cariños de Liliana