domingo, 8 de febrero de 2009

JORGE LUIS ESTRELLA


POBRES MUÑECAS GRISES

Eran las diez de la noche
y ella estaba tejiendo mecánicamente
mientras observaba la muñeca
que su hija había abandonado
para convertirse en mujer.
La notó triste, avejentada,
con sus miembros de paño encorvados, enjutos.
Pobre muñeca que ella le regaló a la niña
cuando era niña
y no un trompo descontrolado como ahora.
¡Pobre muñeca gris que el tiempo ensucia
y viste de nostalgias!
Intentó no darse cuenta
de que ella y la muñeca estaban llorando
pero estaban llorando.
¡Pobres muñecas grises
abandonadas por la ex niña mujer bailarina!
Creyó oportuno
desconectar el piloto automático de su tejido
y pensar en los puntos que iba dando
pero no innovó.
¡Pobres muñecas inservibles,
devoradas por el olvido en un rincón del tiempo
donde sólo la muerte vale!
En el silencio viscoso de la noche postmoderna,
la de paño se ofreció como víctima
y la de carne le clavó ambas agujas.
En ese mismo instante,
la niña mujer que volvía del baile
recibió dos puñaladas
y su cadáver apareció en un callejón sin salida.
¡Pobre muñeca gris de quince años!
-Buenos Aires-

2 comentarios:

Anónimo dijo...

HOLA JORGE: ME SIENTO HONRADA CON TU POESÍA EN EL BLOG, ADEMÁS DE IDENTIFICADA CON EL TEMA DE LAS MUÑECAS...AUN NO LA HE OLVIDADO!!!
UN ABRAZO DE NORMY

Juan Carrizo dijo...

Hay muchas muñecas grises en Buenos Aires,inclusive con menos de quince años,las he visto quedarse dormida entre sábanas de cartones en una galeria de florida,usadas por atorrantes hombres vestido de azul,que pregonan la ley de los labios para afuera,pero por dentro son lobos voraces (algunas de ésas muñecas terminan como tu lo describes) gracias estrella por tu poema reflexión