viernes, 19 de septiembre de 2008

EDUARDO D'ANNA

DE VERDAD

Es un vivero, pero el hombre
lo llama bosque cuando va,
salta el alambrado y se mete.
El no puede ir a un verdadero
bosque, así que camina
entre los
eliotis, olfateando,
sintiendo el ruido de la pinocha
bajo sus pies. Pero tiene
que olvidar la regularidad
de las filas, las líneas rectas
que le recuerdan al dueño
mientras se bebe la filtrada luz
y procura escuchar un pájaro.

Y de repente, en medio
de esa farsa, cortando
el camino, ve un árbol
que ha crecido de verdad.

del libro: “historia moral”

2 comentarios:

Anónimo dijo...

poeta Eduardo: amante de la naturaleza y la poesía vive en tus palabras.
Normy P.

Analía Pascaner dijo...

"ve un árbol que ha crecido de verdad", cuánta fuerza en ese final.
Gracias por compartir este poema, querido Eduardo.
Un cariño
Analía