domingo, 3 de febrero de 2008

GUSTAVO TISOCCO


Los cristales se diseminan en la piel que explota.
Sangro, me anemizo en esta osadía de creer en los destellos.
Me nutren las expectativas de un mañana,
pero muero hoy, en este día, sin discípulos.

Masacres, guerras, atentados corren por mis retinas incrédulas.
¿Dónde está el Mesías o es simple adminículo de lujosas iglesias?
¿Sirve de algo tanto rito pagano o sería el pan lo que daría la paz que tantos ansían?

Soy yo el penitente,
soy de las mentiras el verdugo,
¿quién es el tribunal?

Hipocresías nacen de infames oradores.
Pero el mundo se desarma y se aniquila
bajo la cruel sinfonía de villanos que ríen.

Toda una élite de bolsillos llenos, de estómagos rebosantes,
de los que miran a otro lado.
Muertos desparramados en los patios, en las veredas, sin utopías.
Y tus manos que no esperan...
Y los sueños ¿dónde han ido?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Desde el amor, a la denuncia, de la pasión a lo gótico siempre Gus eres grande.
Un beso carol.