
A UNA DESCONOCIDA
Pálida tez,
boca desvaída
por besos profanos,
¡la carne se vuelve tuya
al idear tus gráciles fragancias!
Lontana y taciturna
te borra el invierno
y parece que luces
las galas del querer retraído.
¡Ni un destello,
ni un raudo atisbo!
La inquietud de tu lozanía
y el revuelo incierto de esta juventud
me llevan a consumar
mi deseo inaudito...
Pálida tez,
boca desvaída
por besos profanos,
¡la carne se vuelve tuya
al idear tus gráciles fragancias!
Lontana y taciturna
te borra el invierno
y parece que luces
las galas del querer retraído.
¡Ni un destello,
ni un raudo atisbo!
La inquietud de tu lozanía
y el revuelo incierto de esta juventud
me llevan a consumar
mi deseo inaudito...
-(DEL POEMARIO DISONANTE, QUINQUENIO)
-Barquisimeto, Venezuela-