domingo, 27 de julio de 2008

JORGE LUIS ESTRELLA


ACOSTÁNDOSE

Se acostaba con la cuesta
y por eso le llamaban:
“el que se acuesta con la cuesta.”
Le costaba acostarse con la cuesta
porque se le hacía cuesta arriba
acostarse arriba de la cuesta.
Por eso, a veces, se acostaba abajo.
Aún le cuesta creer que la cuesta
lo dejó por otro: un verdadero potro.

Comenzó a acostarse con la cama:
una cama de dos plazas:
una tenía calesita,
la otra no.
Encamado en la cama con la cama
practicaba el Kamasutra.
Pero, el que se subió a la rama
perdió la cama,
la cama le hizo la cama:
se fue a Utah con Obama
y lo dejó en cama: con gripe.

Comenzó a acostarse con el pico
que pesaba treinta y pico,
que medía treinta y pico,
que tenía treinta y pico
y le gustaba picar.
Pero “una noche en que lloraban los violines
un tango amargo de promesas olvidadas”
el pico se las picó.
Él picó cebolla y lloró.

Comenzó a acostarse con la pera
de agua.
La que espera desespera,
ella que se desespera,
él que la espera,
ella que le hace la pera
él que también se desespera,
que le pide peras al olmo,
falta para la primavera,
“estoy hecho una fiera”,
se pudrió todo.

Decidió casarse con la casa.
Alguien dijo: “Se casa con la casa
y van a tener casitas.”
Pero no fue así la cosa
porque ella era una casa ocupada
y él un desocupado,
lo que terminó significando
un grave caso de incompatibilidad
de caracteres góticos.
Se divorciaron en una inmobiliaria.

Comenzó a acostarse con un sapo
que no era cancionero
pero si tenía una boca grande.
En los días de lluvia se ponían mimosos
y daba gusto verlos amándose en el césped.
Pero un día él se hizo el rana,
hizo sapo
y el sapo comenzó a mirarlo como sapo
de otro pozo,
tomó la sopa
y se fue saltando bajito.

Comenzó a acostarse con una llama
que era muy ardiente,
lo encendía hasta más no poder.
Le decían: “Te llama la llama”
Él iba y se quemaba.
Claro la vida se le volvió un infierno,
ya no podía seguir así
pero, una tarde,
la llama se convirtió en guanaco,
y, con una certera escupida,
apagó el incendio.

Comenzó a salir conmigo
pero, pronto, me di cuenta de que
la cosa se estaba haciendo demasiado larga,
había que ponerle punto final
y dedicarse a escribir otro poema.
Lo dejé.
Se quedó sinmigo.

domingo, 13 de julio de 2008

REYNALDO URIBE


RITO DE LA AUSENCIA

................................A Carolina, Nicolás,
................................Imanol y Federico
I

En este transitar de sombras y montañas
con las manos extendidas
perpendiculares
a mi pecho hinchado de sed,

te busco

desde mis cientos de siglos
mi desarrollo físico y mental
mis pasiones infinitas
mi naturaleza
moldeándose desde sus entrañas
de rodillas a nuestra sensibilidad acorralada.

Y camino

con mi humana soledad a cuestas
extrañando tu sueño
hurgando indefinidas sombras
consultando al viento y a las piedras,
a las hojas secas y las verdes,
a todo aquello que aún se guarda intacto
inviolable
y tan seguro de sí mismo
como de su eternidad en la vida y en la muerte.

RUBÉN VEDOVALDI


LA DIABLA PROFECÍA

Mañana poblarán el valle esas hembras desnudas que bajan de los árboles del deseo, a preñarse de cuanto macho se les cruce. Poblarán los valles mujeres infernalmente bellas, hembras de risa y llanto que traen el fruto a morder y la muerte en polvos. Locas que ríen entre ellas y no sabremos de qué. Bestias de un raro hechizo, ninfas que no han bebido el licor de las tabernas pero bailarán alrededor del fuego, locas, y cantarán desatadas ante el espejo y se pintarán furiosamente para la guerra del amor y se frotarán suaves aceites aromáticos por el fruto prohibido hasta arder como lo que son. Bajarán de los árboles en las noches de luna, lobas de carne fulgurante, panteras, zorras, perras, yeguas desbocadas en el delirio del placer. Vendrán a retobarse, a retozar a horcajadas del viajero que huye; correrán a trincarse al guardián desguarnecido; rugirán a horcajadas del que llevaba el carro, el que timonea el barco, el que conduce el tren. Amazonas salvajes con sus lenguas como látigos, sus ojos como arcos y flechas engualichadas, sus uñas como espuelas del impulso. A horcajadas del que domaba las potrancas chúcaras. a horcajadas del que fabrica los muebles de la fornicación, a horcajadas del médico de señoritas; a horcajadas del sacerdote virgen y del corregidor; a horcajadas del hijo del juez, a horcajadas del maestro rural, del banquero y del mendigo. Bajarán de los árboles como hambrientas serpientes. Llenarán de alaridos las cumbres y los llanos y parirán cachorros a los cuatro vientos. No escucharán a nadie. De sus voraces piernas saldrán los hijos, hasta volver el desierto muchedumbre y la muchedumbre otra vez guerra, dolor y amor.

EUNICE ARRUDA

GABRIEL

eu que vivi sem pátria entregue
ao ócio ao sol em sonho em
todos os lugares
eu

que vivi sem pátria
que vivi somente
com o gosto do vinho e o brilho
as cores da Espanha e o luar
eu que vivi sem pátria morro

de raiz
(Brasil)

MANUEL RUANO



ANGELOTES DE LA VIEJA ROMA

“Duerme el verano en la miel virgen,
el lagarto en su infancia de monstruo”
................Salvatore Quasimodo

Morta di mal d’amore:
Me saludan tus bufones de la corte de los Borgia.
En tus fuentes están esos niños gibosos (que hay en las alturas),
mas debieran ser los viejos mutilados de la guerra que juegan a ser dioses.
O mujeres de palacio debieran ser. Peligrosas hasta la misma muerte.
Esas que secretean su perversidad en galerías secretas.
Mas las hay también piadosas y pecadoras, como lunas de plenilunio.

Morta di mal d’amore:
Tus escalinatas están llenas de gatos abandonados
y angelotes terribles que hacen inaguantables mis pesadillas...
Y las sombras, ¡ah, las sombras!, sombras son de otras épocas,
que se han ido directo al Aretino,
para anunciarle un jardín de putas esplendorosas, que no saben mentir...
Con certera vocación, Lucrecia Borgia dice aquí estoy yo,
presta en su ajuar que bien le sienta en su vestido de seda verde,
tocado de perlas cuajadas como gotas de rocío.

Morta di mal d’amore:
Un relieve más tu Coliseo,
donde perduran rastros de sangre todavía, esqueletos de piedra caliza,
fogatas interiores...

Casanova estuvo por aquí, estoy seguro, aspirando su rapé.
Con toda seguridad anduvo en la Vía Giulia, en Casa del maestro Raffaello.
A mí me consta que el marqués de Sade, también se hizo presente en estas calles,
un viernes 27 de octubre del 1775,
detrás de una máscara ámbar y un lunar junto a la boca.

A mí me consta, Morta di mal d’amore.

Ahora, todos me sospechan como a otro espectro de la noche.
Y quedo a tus pies, en este año de 1986.

Como daguerrotipo prohibido o truco del diablo.

Eso sí, cada estatua vale una fuga. Cada penumbra, una lamentación.
(Por la ventana del hotel, veo ahora a una muchacha vestida de mecánico
que cambia un neumático)
Y tú estás mordida en la soledad, morta di mal d’amore;
escrita como epitafio en piedra tosca, en mármol de Carrara,
como cenotafio de lignito indiferente al mundo.
Los temas consabidos están ahí: la guerra, la usura, la Muerte.

(A Fellini le encantaban esos planos generales y atrevidos de tu nostalgia...)

lunes, 7 de julio de 2008

MARÍA PAULA MONES RUIZ


ÚLTIMO SOPLO, POEMA

Lluvia de hojas con mil rumbos.
Desintegrada materia volando como hojas.
Vuelo multiplicado del dolor
en viento convertido.
Soplo último.
Esfuerzo entre el límite y el peso
el peso de algo oscuro. Caminan
mis ojos abiertos por la huella.
La huella de algo eterno, eternamente pleno.
No muero.
Escribo.
Ojos que tocan verdes estrellas.
Manos que parpadean letras.
Letras...hojas...materia.
Último soplo, poema.
No muero.
Vivo.
Vivo desintegrando tristezas.
Y me alivio.

Del libro "Calle Blanca"

LUISA BERUTTI


GÉNESIS

Es en soledad
cuando me someto
al punto oscuro
sin hora de anuncio
en la profundidad de mi aljibe
calmo la sed de palabras desnudas
que la red del viento
las salva de la angustia
y huyen de la noche amenazante de ebriedad

Brotan con sigilo
las garras que oprimen mi garganta
castigan mi pecho de letargo
me vacían de versos infinitos
y por fin emerjo de ese pozo
en el silencio de las piedras

Las voces de otro siglo
me liberan de impiedades

JUAN JOSÉ MESTRE


EL SUEÑO

Sin dudas era un sueño. Pero la mirada del unicornio se veía tan dulce, que montó sobre su pelaje y, ambos, emprendieron el vuelo para perderse en la desnudez del espacio.

NILDA ANTONIA PIGAZZINI

LA BRÚJULA

En el silencio sepulcral donde me encuentro sin más
Solidez que estas paredes , una burbuja me distrae,
me aleja del vibrar de los placeres
Esa pequeña que redonda hace chispas de colores,
trepa por el zócalo sube al techo ,dibuja arabescos
rectas curvas ,en un giro veloz se va perdiendo,
por el maleable material con que esta hecha…
Miro tras el cristal su transparencia se aquieta
en un instante
¿Es una lágrima, una gota de dolor?
Sabrá que estoy con ella?. La cuido, que no se
rompa ni se escape, así podré admirarla en sus paseos
Se quedo en el rincón, no se mueve, parece que me mira
esta quieta, ojos, no tiene…Viene hacia mi, estoy en el centro,
me rodea comienza a dar vueltas, forma círculos … Se va…
En una vertical alcanza el techo, ilumina la oscuridad en
que me encuentro como un gran foco de luz…
Crece, me observa, desciende muy despacio apretada a
las paredes, tiene miedo de caer, llego al suelo …
¿Qué es esto?
Esta creciendo y como crece , de una pequeña gota que
rodaba se hizo una burbuja que crece sin medida…
Estoy cada vez más apretada , no puedo respirar , es que
me ahoga. pido ayuda no me oyen , un ruido me ensordece
¡Explota la Burbuja!
El resplandor ilumina todo el cuarto un hombre aparece
de capa, sombrero y bastón , me acomete .
¿Creíste estar sola, no lo estabas, sin mi…tú no eres nada?
Soy la creación donde te nutres, soy el que te acompaña
cuando callas... ¿Con quién crees que hablas cuando sola
te encuentras enclaustrada , cuando escribes , cuando piensas
cuando amas?… Soy el ayer, el hoy, soy... el mañana...
El que te protege y te acompaña …
Estoy en tu vida desde siempre , en tu ilusión en tu palabra…
Donde me busques estoy soy tu genio,
El esquivo talento... Esa flor inútil tan buscada…
La poesía…
Hasta todos los cielos y todas las lunas.

BEATRIZ FREIJO


Un hombre que se mira en el espejo
con un ojo, para ver la mitad de lo cierto
y en la otra inventa la magia de un sueño.
¿Es un hombre a medias?
¿Es un conjuro buscando al hombre eterno?
Si no se atreve a vivir entero esa magia,
ni acepta su reflejo...
Tanto partirse y ni una suma.
¿Para qué?

ROLANDO REVAGLIATTI

DADOS

Así como
son infinitos
los olvidados

los dados al recuerdo
y los recordados
son finitos.

ROSA LÍA CUELLO


ELLA

Es ella la que congela las palabras
y se disgrega en el alma,
la que se hace impermeable
a la noche y sus excusas.
La que nada en los espacios
y se resiste a los otoños,
la que se sienta en la orilla de la mirada
y deja fluir tristezas.

..........Es la lágrima
..............que cae
................y se disuelve.

STELLA MARIS TABORO



MANOS Y VOZ

Sutil arroyo,
entre tu voz y tus manos.
Si callas,
ellas sucumben
en mudo silencio,
si hablas,
casi susurrando
ellas se alegran
como cascada cantando,
y en el hueco de tus manos
como débil flor voy encendida!
No las extiendas,
oh amor mío,
acurrucada voy
entre pliegues prendida
!Etéreo río
entre tu voz y tus manos,
tus dedos de soles
arrabal que entrega
tus manos a las mías!

EMILIO PRADOS


DORMIDO EN LA HIERBA

Todos vienen a darme concejo.
Yo estoy dormido junto a un pozo.

Todos se acercan y me dicen:
-La vida se te va,
y tú te tiendes en la hierba,
bajo la luz más tenue del crepúsculo,
atento solamente
a mirar como nace
el temblor del lucero
o el pequeño rumor
del agua, entre los árboles.

Y tú te tiendes sobre la hierba:
cuando ya tus cabellos
comienzan a sentir,
más cerca y fríos que nunca,
la caricia y el beso
de la mano constante
y sueño de la luna.

Y tú te tiendes sobre la hierba:
cuando apenas si puedes
sentir en tu costado
el húmedo calor
del grano que germina
y el amargo crujir
de la rosa ya muerta.

Y tú te tiendes sobre la hierba;
cuando apenas si el viento
contiene su rigor,
al mirar en ruina
los muros de tu espalda,
y el sol ni se detiene
a levantar tu sangre del silencio.

Todos se acercan y me dicen:
-La vida se te va.
Tú vienes de la orilla
donde crece el romero y la alhucema
entre la nieve y el jazmín, eternos,
y es un mar todo espumas
lo que aquí te ha traído
para que cantes…
Y tú te duermes sobre la hierba.

Todos se acercan para decirme
-Te duermes en la tierra
y tu corazón sangra
y sangra, gota a gota,
ya sin dolor, encima de tu sueño,
como en lo más oculto
del jardín, en la noche,
ya sin olor, se muere la violeta.

Todos vienen a darme concejo.
Yo estoy dormido junto a un pozo.

Sólo si algún amigo
se acerca y, sin pregunta,
me da su abrazo entre las sombras:
lo llevo hasta asomarnos
al borde, juntos, del abismo,
y en sus profundas aguas
ver llorar a la luna y su reflejo,
que más tarde ha de hundirse
como piedra de oro
bajo el otoño frío de la muerte.

DIANA ANAHÍ PEDEMONTE


OCTUBRE

La ilusión que apenas se esboza, llena de nueva luz mis ojos, como si una sonrisa bailoteara en ellos a punto de convertirse en descarada carcajada.

Me quedo pensativa (¿sueño despierta?), la ilusión toma ahora por asalto mis labios que se esfuerzan por no sonreír abiertamente, solo lo hacen en complicidad conmigo misma, me dedican íntimamente la alegría.

El corazón se siente liviano, libre, sin las manos de la angustia que atenazan.

La adrenalina corre por mis venas, acelerando apenas el pulso, me llena el estomago de cosquillas aladas.

La certeza, aunque apenas creída, de oír tu voz saludándome hace que mi cuerpo todo se ponga en alerta. La piel anhelante de caricias se tensa levemente como un tigre al acecho.

Pequeñas señales, imperceptibles para otros ojos que no sean los míos ni los tuyos, que cuando llegues buscarán recorriéndome, inequívocas señales del deseo.

Esa calma aparente nos acompañará todavía un rato más, acunará las palabras, los gestos, las sonrisas.

Sólo nuestros ojos harán que nos envolvamos en miradas que hablarán sin palabras de lo profundo que sentimos; sólo ellos dirán de la intensidad del deseo. De ese fuego que nos abrasa, que después se convertirá en pasión irrefrenable, que se vislumbra sólo en las miradas.

Mis ojos perdidos en los tuyos iniciaran una danza intencionada de promesas, premonición que anuncia una entrega incalculada.

Los vientos del amor nos agitarán más tarde cuándo el sexo se convierta y nos convierta en instrumentos, que totalmente afinados, armónicos, enhebraran nuestros cuerpos las notas de la música más esperada…

Y volverá a ser todo aquello de cóncavo y convexo, el exacto ensamble de dos cuerpos.

Nuestras bocas, nuestras lenguas, las manos recorriendo en suave caricia la conocida geografía; paradojal reencuentro con el paraíso al fin recobrado.

Mi aliento y el tuyo mezclados como tratando de absorber un último hálito de vida, para llegar al éxtasis de un encuentro sublimado.

El placer se convertirá en goce y otra vez habremos repetido el antiguo milagro del amor entre las sábanas.