
EL HILO DE LOS DÍAS
Nunca he pensado en migraciones de ángeles.
Tampoco imaginado una aldea olvidada –en medio
de la nada –ni en caminos que, elegidos por mí, entren
a un cuarto con una cama –una mesa –una silla –un baño.
Afortunado de mí –que (me han dicho) esto no es
una prisión –¡pero cierran con llave desde afuera!
Dos vueltas suenan como cien círculos del Inferno.
El séptimo atruena –debo saber lo que ahí pasa –es
el segundo jirón –el de los violentos contra sí mismos
y el de los violentos contra sus libros –contra sus palabras
pronunciadas y escritas –contra su cara y su cabeza.
Mis manos –ante mis ojos– son zarzas que se queman
y del fuego de las zarzas las Harpías hacen dieta –solo;
perros me persiguen y desgarran mi lóbrego aliento.
-Buenos Aires-
Nunca he pensado en migraciones de ángeles.
Tampoco imaginado una aldea olvidada –en medio
de la nada –ni en caminos que, elegidos por mí, entren
a un cuarto con una cama –una mesa –una silla –un baño.
Afortunado de mí –que (me han dicho) esto no es
una prisión –¡pero cierran con llave desde afuera!
Dos vueltas suenan como cien círculos del Inferno.
El séptimo atruena –debo saber lo que ahí pasa –es
el segundo jirón –el de los violentos contra sí mismos
y el de los violentos contra sus libros –contra sus palabras
pronunciadas y escritas –contra su cara y su cabeza.
Mis manos –ante mis ojos– son zarzas que se queman
y del fuego de las zarzas las Harpías hacen dieta –solo;
perros me persiguen y desgarran mi lóbrego aliento.
-Buenos Aires-
3 comentarios:
Querida Norma:
Gracias por el espacio que me otorgás. La revista es preciosa. Me gustó mucho su diseño y los materiales incluidos. Te felicito. Cariños.
Daniel
Muy buena esta prosa poética,Mis felicitaciones,
Silvia Loustau
Texto que me sorprendió y me gustó mucho. No sé por qué un pensamiento que se me vino es que no lo podría haber escrito una mujer. Supongo que porque la mujer, en general, tiende más al sentimiento y aquí, aunque haya sentimiento, priva una fuerte apuesta intelectual. Espero no euivocarme. Un abrazo.
Jorge Luis Estrella
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