
JÚBILO
Por qué cubría mi rostro con un velo
y el pecho
con las ramas.
Por qué permanecía en una galería de
fantasmas
y sin lunas.
Ahora
retorno a la revelación de la amatista
y mientras atravieso cada encrucijada
para descubrir el artificio,
vuelvo a encender la lumbre
y en las ramas de oro
de la ceremonia
acierto con el nombre
iluminado por extraños signos,
y elevo el ánfora con mi ofrenda recóndita.
1 comentario:
Un poema que llega hondo. Hermoso.
Liliana
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