lunes, 21 de enero de 2008

MONIK MATCHORNICOVA



CERTEZAS


Sabe que quieres que te quiera, pero
su patria no es solo deseo, hay un camino
existencial ,tal vez con piedra y cielo, tal vez
inmerso en sonrisas... con llagas de recuerdos.


Quiere que sepas que lo sabe, pero
aturdida y vagabunda en el tiempo
vuela donde los otros caminan y corren
octurna con sombras y reflejos, que son


solo alientos para el olvido;
pero arma un canto a tu vida con un beso
y llena de caricias tu paisaje y pierde
de pronto el sueño, por que sabe


que quieres que te quiera y
quiere que sepas que lo sabe
llenando-sé de voz en tu existencia,
nocturna entre los pálidos destellos,

..................................................... de la luna...


-Austria-

miércoles, 16 de enero de 2008

CARLOS MACHADO

JANELA

..............Para Norma Padra


flor e gato na janela,
grades atrás

o gato, imóvel,
olhos em chamas
negro bibelô

as flores, vermelhas,
humildes em seu vaso

atrás do ferro uma
cortina leve dança
— notícia
de alguma brisa

os olhos do gato
e sua luz amarela
são o centro de tudo:

desarmam
o vermelho das flores
a cal da parede
e a ferrugem
que assalta
a dureza irredutível da grade.


São Paulo,
Brasil

martes, 15 de enero de 2008

HÉCTOR BERENGUER



LLUVIA

La cosecha del agua
son estas palabras
deslumbradas,
mínimas semillas
de la fiesta
que traspasan
toda noción de lo que somos
para unir en un instante
de inocencia

el cielo con la tierra.

de su libro:"Entre la nada y el asombro"

lunes, 14 de enero de 2008

LUIS BENÍTEZ




UNA GARZA EN BUENOS AIRES

Algún pincel trazó una rápida letra S
delgada y blanca
sobre el agua castaña y allí estaba
de improviso la garza,
los turistas no la vieron
y ella sí vio todo y a todos, rápida
e inmóvil sobre el milagro del agua.
Un espejo en medio de la ciudad
negligente, pintado de transparente,
un ojal abierto que abrochó en un solo momento
toda la ropa vestida por el invierno.
Ella seguía en la orilla fatal de su propio Amazonas,
la pata desdeñosa replegada contra el cuerpo,
en un decir mi equilibrio está hecho
de una perenne silueta
y de una manera perenne que no los reconoce.
Era un arpón paciente atento sólo al cálculo
entre el berrido juguetón de los patos domésticos,
solamente ella precisa como una diminuta guadaña
en el Jardín Japonés que afable exponía sus gracias,
con esa serenidad oriental que nada sabe
de los bruscos asesinatos de una garza con hambre.
Todos se fueron pero de modo igual yo no vi nada:
faltó un segundo entre las cosas, creí;
un instante en el instante siguiente
fue sanguinariamente salteado,
pero cuando la garza voló
otra vida que la suya en el estanque faltaba.

domingo, 13 de enero de 2008

JUAN JOSÉ MESTRE



INDICIOS III


Se llama al recogimiento
la crisálida en la mañana
que se acalla;


el río es muy lento
aún en la morosidad
de los sauces;


en las alas de la sutil brisa
el color se diluye
(colibrí gris del horizonte);


algo está por estallar
seguramente:
demasiada paz se vislumbra.
en los ojos atentos del búho.


(Tomado de Utopoesía)

NORBERTO PANNONE




BUENOS AIRES DE LLUVIA

Lluvia y Buenos Aires.
Oscura piedra que se moja
como el sueño que acuno
y que me acosa.
Destellos de farol
humedecen de apuro la mañana
desordenando un poco mi quimera
en un viaje imprudente de vereda
y en el desnudo vitral
que lo refleja.

Llueve, Buenos Aires misteriosa.
Partitura y atril.
El bandoneón de Troilo
sofocando la luna
cuando viene “de robo”
y se queda algún rato
en mi viejo jardín.
Y la rosa de gris
que quedó por tus calles,
ese día cualquiera,
cuando el gran Piazzolla
se dispuso a partir.

Lluvia y Buenos Aires.
Los perros silenciosos
y la irritable parca de festín
acechando por Guido,
Recoleta y Junín.
Los bancos de la plaza
y el pájaro triste que reposa.
Papelito sin vuelo entre la grava.
La ausencia del pibe
y el infaltable viejo sin dormir.

BETTY BADAUI



............................CALÍOPE (al recuerdo de Miguel)

............................................¿Qué metáforas dejaba
.............................................en la tablilla tu estilo?

Hay un cansancio de luciérnagas
...en la oscuridad,
un ritual de añoranzas
busca descifrar los signos
..del ayer;
me inquietan las noches,
....................las siestas,
....................las lluvias...
Afino el silencio
..levanto el punzón
.. y escribo tu nombre
- sobre una madera -


.........Traducido por Pere Bessó al catalán

.........................CAL·LÍOPE (al record de Miguel)

.............................................. Quines metàfores deixava

................................................al tauler el teu estil?

Hi ha un cansament de lluernes

... en la foscor,

un ritual d'enyorances

busca desxifrar els signes

...de l'ahir;

m'amoïnen les nits,

..................les sestes,

..................les pluges...

Afine el silenci

..alce el punxó

...i escric el teu nom

- damunt d'una fusta -

miércoles, 9 de enero de 2008

GRISELDA GARCÍA CUERVA




LA LLUVIA

La lluvia cae copiosamente
y empapa la vida,
la melancolía salpica las calles,
la soledad las domina.
Las esquinas se empañan
con los charcos de agua,
un perro grande aúlla,
la fría oscuridad vacila.
Los suspiros de los sueños
hace temblar las hojas,
una joven pensativa se mece
en un viejo balcón triste.
Las puertas están cerradas
y colmadas de enormes gotas,
adentro murmuran algunas voces,
se ahogan las palabras.
La locura de los chaparrones
llega hasta las ventanas,
las golpea con fuerza,
el llanto no cesa.

JOSÉ MANUEL SANRODRI




EL TRAGALUZ

Un ruido sobre mi ventana
bajo cerillas de hormigas de lana,
un crujido no más
y la ventana no se podría cerrar.


Quería atrancar el descosido de tela
con los hilos de tus ojos azules,
que mi herida se curase con vendas
que tus ojos, fuesen el horizonte de las luces.


Bajaré las escaleras
sin pisar las macetas
miraré a través de tu puerta
dibujando tus labios de fresa,
cerraré la ventana
bajaré descuidadas las rejas
para sentarme al borde de la mesa.


(Elche-España)

RUBÉN DERLIS

SONETO A BAIRES


Vos sos mía, ciudad, aunque se oponga
tu marido legal: el intendente,
y te amo en cada esquina, entre la gente,
o donde este habitarte lo disponga.

En el tango que busca tu inocencia
para arrastrarte hacia su desvarío,
y en la música nueva, desafío
de luz-color llenando tu presencia.

A veces no venís cuando te espero
–con más ganas de vos que de mí mismo–
para ser tu nostalgia un sólo instante,
porque sabés a muerte que te quiero
aunque a veces lo niegue –por machismo–
y que habré de morir siendo tu amante.

MARCELINO MENÉNDEZ




SIN RESPUESTAS


Mudas respuestas circunvalan
el incierto camino, con un nuevo
cerco de preguntas en cada segundo
de cada día, como prisionero que soy
de aquel tiempo.

Y es que se pierden como árbol que cae
en el bosque sin que nadie lo oiga,
o como hoja vagabunda en un espacio
otoñal; es, una huella que no se borra
y su respuesta permanece interrogante,
como duda que encontró su cauce
en el silencio eterno de una impronta,

Y así me siento en la orfandad de los días
venideros, imponiéndole al recuerdo
dónde se albergan los olvidos aplazados
intercambiando los sueños, en el constante
sonido del tiempo bajo nubes acariciadas
por el alba, como aliento de vida, pero…
sin respuestas.

PERE BESSÓ GONZÁLEZ




LLETRA AL FILL DÍDAC

En altre temps,
t’hauria ensenyat a estimar-te la sang,
vull dir, la tribu,
i occir aquells que el teu olfacte no reconeix.
No massa temps enrere,
hauríem caçat llebres junts
i les germanes calat foc als nostres cossos
mentre servien el té de la dansa de la mort.
Âdhuc aquells dies no ens hauríem calfat la sang
amb els càntics de la pàtria desnonada.
Potser no t’ho havia dit encara,
però a vegades dubte si sobreviurem,
a menys que perfeccionem aviat la clonació,
i les filles, com càlids ratolins de cova,
hereten la terra,
puix només elles saben ensumar el perill des del ventre
i traçar de bell nou les línies de sang.



CARTA AL HIJO DIEGO

En otro tiempo,
te habría enseñado a estimarte la sangre,
quiero decir, la tribu,
y a matar a quienes tu olfato no reconoce.
No demasiado tiempo atrás,
habríamos cazado liebres juntos
y las hermanas encendido nuestros cuerpos
mientras servían el té de la danza de la muerte.
Incluso en aquellos días no nos habríamos calentado la sangre
con los cánticos de la patria desahuciada.
Puede que no te lo haya dicho todavía,
pero a veces dudo si sobreviviremos,
a menos que perfeccionemos pronto la clonación,
y las hijas, como cálidos ratonzuelos de cueva,
hereden la tierra,
pues sólo ellas saben olisquear el peligro desde el vientre
y trazar de nuevo las líneas de sangre.


(de La pols de l'escriptura, 2003-2004)

VERÓNICA CURUTCHET




En algún lugar

cerca de la ventana

maúlla el gato


"Jardín Haiku"

ALBA ESTRELLA GUTIÉRREZ


AMOR SIN REGRESO

vago reloj y desmemoria incierta
te amo
con amor sin regreso
nombro tu nombre
en necesaria ausencia
y soy temblor de manos
abandonada piedra
de aquella playa
donde nunca estuvimos
me alejo de mí
de vos

y soy un solo corazón sin pertenencia


(Tomado de Revista Mapuche)

KATO MOLINARI




MADEMOISELLE ASPASIE

Sólo para que el aire de volteretas
Y pueda así zafarse de las prisiones
Impuestas por los hombres,
Ella abre las ventanas y las puertas de su casa,
Aspira al prisionero por la nariz
Y lo exhala, generosa, por la boca.
Después le dice adiós con un minúsculo pañuelo rosa
Se tira en la cama el corazón le late
Con excesiva rapidez.

CRISTIÁN MÍNGUEZ



ROSA A TRAVÉS DEL CRISTAL

Rosa bella
que a través
del cristal
transmites
fiel
y discreta
la plenitud
del amor
inmenso
que te llevó
hasta
el acristalado
búcaro,
donde efímera
y hermosa
contemplas tu breve
e intenso
espacio
de tiempo...


"El poeta de las flores"

SAMIH AL QASIM



El fuego se apagará en la chimenea
la botella se vaciará,
el disco parará,
los invitados se marcharán,
haremos juntos la cama
y dormiremos juntos.

Te levantarás por la mañana
prepararás nuestro maravilloso café,
los pájaros de tu apacible bosque cantarán en mi honor,
me preguntarás ¿te despiertas?
temo que la muerte me sorprenda en mi sueño.

No, no me dormiré,
velaré hasta la mañana amiga
y observaré tu rostro dormido
los astros de nuestro mundo futuro
al alba
te tapo con la colcha
y me deslizo como un gato familiar,
ligero, hasta la cima del mundo
preparo nuestro maravilloso café,
corro hacia ti,
beso tu mano dormida
y exclamo: ¡ Vamos, despierta!
Buenos días, razón de mi vida.

¡Vamos, despierta!
sin ti el sol no se pondrá
sin ti el sol no saldrá.

(Poeta Palestino
eviado por C. Bertone)

lunes, 7 de enero de 2008

CONCEPCIÓN BERTONE




PESSOA Y YO

........a Pedro Bollea


Como hierba crecida entre adoquines
de calles alejadas, calles quietas
donde la piedra ahoga la gramilla
con agua del fregado. De extramuros
del alma sofrenada con mil bridas.
Dura ayer como hoy. Toda mi vida
se exultó como hierba
en una grieta.


de su libro: "Aria da Capo"

JUANA ROSA SCHUSTER



........ EL VIAJE

El autobús de las 12, 30 no estaba lleno ese día. El chauffeur había sido contratado por las autoridades de la universidad para llevar a las alumnas a sus casas.
La clase de enfermería para jovencitas, finalizaba a esa hora.
Las pocas pasajeras comentaban el tema que mantenía en zozobra a la comunidad: cuatro muchachas declaradas como desaparecidas, fueron halladas sin vida. La policía tardó demasiado en hallar sus cuerpos.
Cierto es que una zona difícil de rastrillar. Altos pastizales y plantas silvestres rodeando granjas.
Decenas de personas se presentaron a declarar. Algunos padres creían haber visto un hombre rondando la casa de estudios. Llevaba el pelo muy corto, teñido de rubio.
-¿Qué más puede decirnos?
-Solía jugar con una pelotita en sus manos.
-¿Por qué no nos telefonearon?
-Podía haber sido familiar de una de las estudiantes.
El detective estaba exasperado, los padres le exigían mayor rapidez. Con sus años de experiencia, se dio cuenta que se trataba de un hombre muy astuto. Hablaba con el psiquiatra para saber por qué las elegidas habían sido precisamente chicas que pronto serían enfermeras.
Las pasajeras no habían podido concentrarse en la clase. El tema había sido el peligro al que estaban expuestas.
Gloria se sentó en otro asiento, junto a la ventanilla. La abrió, el aire golpeaba en las mejillas como si fuese el ala de un pájaro. El sonido del motor era cansino.
A medida que las compañeras iban bajando, Gloria pensó que en veinte minutos estaría junto a los leños en su hogar, que, seguramente, crepitarían esperanzas para su alma atormentada. Pronto sería su turno. Se decía a sí misma que el detective hacía lo que correspondía, para sentir mayor sosiego.
De pronto, el paisaje no le fue familiar. Tal vez el conductor habría tomado un atajo.
Gloria se dirigió al hombre del volante.
-Ya estamos llegando. Cambié el camino porque mi madre va a entregarme una vianda. Regresó a su asiento. No notó que el pelo corto y el rubio no se debía a que el chauffeur siguiera la moda. Tampoco vio la pelotita que sostenía en la mano izquierda, mientras conducía con la derecha.

CRISTINA NOGUERA




CORAZA



Esta piel tan gastada
por obstinados errores,
cubre las cicatrices
como una coraza.

Esta piel algo áspera
por tormentas vividas,
es la funda tibia
que protege el alma.

Esta piel tan helada
por transcurridas muertes,
que el tiempo llevó
como rocas en la correntada.

Esta piel que tapiza
las heridas que duelen,
con sedosas sedas
y brocatos brillantes.

Pobre piel tan surcada
por profundas arrugas,
que la implacable mutación
del calendario ha marcado.

Esta armadura lustrosa
es nuestra piel perfumada
y de hienas muy feroces
nos protege, nos protege.

HILDA NORMA VALE


CARTA A BUENOS AIRES


¿Cómo puedo explicarte, Buenos Aires,
que te quedas en mí, cuando me alejo?,
que me llevo el farol de tus suburbios
y la luz de mercurio de tu centro.
Que en las rodillas se me duerme el pibe
que por un caramelo, me dio un beso,
que por las venas me circula un tango
de Piazzolla, de Troilo, de Fresedo
y me invade un aroma inconfundible
a madreselvas, a café, a encuentro.
Un cosquilleo intenso que recorre
la médula espinal de mis recuerdos,
me devuelve la voz de mis amigos,
de Rivero, de Sosa, de mis viejos.
Y aquí estoy, extrañando un mate amargo,
aquí estoy, merodeando el aeropuerto,
mientras siento que vibra entre mis sienes
aquel poema amargo de Carriego,
el piano de Pugliese y la milonga
que con ella estrené en Villa Crespo.
En mi retina se quedó colgado
un cuadro de Quinquela, tu riachuelo
y cada vez que cruzo una avenida,
Corrientes me aprisiona el lado izquierdo.
Hoy te mando esta carta, Buenos Aires,
que escribí merodeando el aeropuerto,
mientras Maderna regalaba arpegios
y Manzi, desde allá, dictaba versos.

jueves, 27 de diciembre de 2007

PERE BESSÓ GONZÁLEZ




CUENTO DE NAVIDAD


El autor colecciona mudas de sierpe,
elabora horóscopos que después regala,
hace trampas con los números del Deuteronomio,
y profesa malabarismos con el vicio de Onán,
el chapoteo entre líneas,
la caída del ángel a plomo,
el cubrimiento del desamor con azogue.
Y eso a duras penas es un deplorable resumen de su trabajo.
Lector de las virtudes de los rascacielos,
especie de astrónomo encolado como una pelota de trapo,
las cejas al fuego,
corcel de tea, látigo, cometa
con las estrellas que vislumbra un hubble sucedáneo,
con guantes de mano en la esfera de seda,
que mantiene, no obstante, la bodega en su sitio:
en cada punto del mercado de las cuatro estaciones un ojo,
tapón de corcho,
pide.
Rehuye el polvo de la bóveda,
la música que se desliza por la soledad,
-no, no se trata de mera abstracción-
el vacío en blanco,
vacuum en sí mismo,
por doquier,
censor –o al menos huellas- de la idea de Dios:
la epidermis en tres asteriscos,
ménage à trois,
y retranca.
(Cosquillas, risas desaforradas
(que -está claro- no aparecen en el almanaque del Año Nuevo,
pero sí en el al tratado de la opilación de la yegua).



CONTE DE NADAL


L’autor col·lecciona mudes de serp,
elabora horòscops que en acabant regala,
fa trampes amb els números del Deuteronomi,
i professa malabarismes amb el vici d’Onan,
el xipolleig entre línies,
la caiguda de l’àngel a plom,
el cobriment del desamor amb argent viu.
I això és amb prou feines un resum deplorable del seu treball.
Lector de les virtuts dels gratacels,
mena d’astrònom encalat com una pilota de drap,
les celles al foc,
corser de teia, fuet, cometa
amb els estels que albira un hubble succedani,
amb guants de mà a l’esfera de seda,
que manté, però, el celler al seu lloc:
en cada punt del mercat de les quatre estacions un ull,
tapó de suro,
demana.
Defuig la pols de la volta,
la música que s’esmuny per la soledat,
-no, no es tracta de mera abstracció-
el buit en blanc,
vacuum en sí mateix,
pertot,
sensor –o almenys traces- de la idea de Déu:
l’epidermis en tres arteriscos,
ménage à trois,
i retranga.
(Pessigolles, desfolrades rialles
(que -és clar- no apareixen a l’almanac de l’Any Nou,
però sí al tractat de l’opilació de l’euga).


(Valencia - España)

martes, 11 de diciembre de 2007

Mi saludo para todos los amigos escritores


FERNANDO LUIS PÉREZ POZA




A ESA MUJER QUE AMO

A esa mujer que amo,
la que me afina cada día el diccionario
y aguarda en cualquier esquina
a que ponga del revés el alfabeto.
Si. A esa.
La de la segunda fila

empezando, desde luego, por la izquierda,
o la que está al fondo,
oculta tras la columna;
la que lleva el alma en cabestro
y acaricia entre sus sueños
la misma sien cóncava del aire;
la que muerde la vida
como un gorrión en celo
y, a menudo,
se queda preñada de poemas.

A esa mujer
la quiero no sólo para mí,
sino también para ti,
y para todo aquel
que aspire a sentir
el galope veloz de la pirámide
cuando juega a borrar desiertos.

A la misma que viste y calza
o se desnuda en cada verso;
la que siempre grita con voz temprana
y se asoma entera al filo de una letra
o se aferra a la pata del tintero
como si éste fuera un chaleco salvavidas.

A esa le daré siempre
----toda mi existencia
--------cada vez que la encuentre
------------prendida al alfiler de un momento.

JUAN JOSÉ MESTRE




HAY EL AZUL

hay el canto y la locura
el milagro y el misterio
de la brisa y de la niebla
hay un sollozo y hay la vida
incrustada en los espejos
(narcisista en el atisbo receloso)
del espacio
que puede hacerle sombra
en el umbral del Tiempo
hay un inicio
un final
un entretanto
la sangre de Dios
el arte
esa melancolía por lo excelso
que muere en aras de un responso
-vitral encendido en soles-
cuando el azul
vuelve al lógico desvarío de ser aguamarina tácita en el adagio


JESÚS ALEJANDRO GODOY



INVISIBLE COMO ANTES


...Es viento, ahora que mis manos venosas y marchitas se entregan al compás de la locura, que escucho las voces de la oscuridad; que me llaman, que me nombran, y me dicen que falta poco para que esas caricias que ya me han abandonado, vuelvan a mí, como vuelve el mar solitario a contarle a las rocas, que vio un ave aventurera cerrar sus alas en pleno vuelo, y con paz, se dejó caer por que todo ya estaba hecho y cumplido.
Miren nubes mi andar errático que marca la única perdición que encuentro dentro de mí, que me detiene y me obliga a quedarme sentado junto a estos fantasmas de ojos negros, que con temor, miran los desperdicios de sus recuerdos y se preguntan dónde se encuentran; miren nubes, que ya escucho esas buenas nuevas que canta el rocío, y me dicen que quizás un día la niebla me envolverá y me posará sobre un relámpago, y juntos recorreremos el mundo, dejando tras de sí, solamente una luz de colores repleta de misterios.
Lugares que he andado, ahora que mi boca vacía de dientes está y mi lengua se ha dormido para nunca más despertar, es que comprendo que yo los moldeaba y les daba vida y no, ustedes, lugares, a mí.
Sitios ajenos a mi presencia por donde he dormido, trabajado; por donde mi sombra aun se pregunta adónde me he ido; lugares, ya no me aprisionen y no retengan mis recuerdos ni mis cosas ni mis ganancias, por que ya ven, que aquí, desnudo, entregado y solo, iré a bañarme de luz, a reír todas las alegrías y a llorar todos las yerros; lugares, váyanse sin mí, que lo que ustedes tienen, no me sirve para pagar las deudas que ahora tengo con esos, que no sé por qué, se aparecen en mis sueños y tocan mi rostro por las noches para que no los olvide.
Amores sexuales y fiestas sin control que aún me hacen reír al recordarlas, sé que todo fue mágico para remendar algunas soledades y algunos espacios en mi vida; me despido ahora sabiendo que no todas las olas mojan el alma aunque pertenezcan al mismo mar.
Espacios, mundo, abismos cavernas y misterios; perdónenme si no los he recorrido por completo, es que siempre fui temeroso de dejar mi espacio... y ahora que lo dejo, río y lloro, al saber que mi espacio era el mundo.
Ángeles centinelas que ahora me espabilan, y me sorprenden con sus historias; no dejen que parta sin antes devolverle al viento todas sus historias y secretos; no dejen que me vaya sin retornarle a mis caminos todos sus pasos y sus sinsabores; centinelas que ahora me espabilan, que me llaman, que me nombran y que me dicen que todo está presto para traspasar algún umbral... no me dejen partir, sin agradecer todos los alientos y perdonar todas las heridas.
...Es vida, que ahora me pregunto: ¿Esto es la muerte?
Y me vuelvo niño, y ya me hago invisible como antes, y digo adiós a todos mis equipajes y me voy a pedirle al mar, que me lleve sobre sus olas, por que quiero ser como esa ave, que un día cerró sus alas en pleno vuelo, y se dejó caer en paz; por que todo, estaba hecho y cumplido.

CAROLINA GÓNZALEZ VELÁZQUEZ



AL AIRE

Hago preguntas al aire
que no respondes
por que estas lejos
y presiento tus respuestas
por que se de memoria
de que color son tus ojos…

Invento versos al aire
por que se que entre sus vueltas
llegará a tu oído
las palabras que te ofrezco…

ZARA PATRICIA MORA VÁZQUEZ




CINCO BESOS PARA ALICIA


El primer beso se lo dieron cuando hubo de nacer, más tarde vinieron los potitos y pañales, los lloros a raudales y el besito a papá y mamá fueron el segundo y el tercero, la niña se hizo mayor Alicia crecía y con ella su cuerpo su imaginación su sentir y el deseo, ese deseo infantil de besar siendo adolescente para ir a llorar después de decírselo a papá, por los rincones de su alcoba de princesa. su cuarto beso el más conflictivo, Alicia se hace mujer, y la lentitud de su vida, la hace presa del llanto, “quiero vivir mas deprisa”: dice, “aspiro a tener derechos”, “dame libertad”, “déjame vivir”, “no soy de tu propiedad”, y aunque la guerra esta perdida Alicia sigue luchando y se hace mayor, se le anuncian despedidas, despedidas de los juegos, despedida de los buenas noches cocodrilo, despedida de la niña que un buen día quiso ser mujer.Y besa su boca de fresa, a su amor de juventud, dulces son sus besos, ama, razona y siente,
¡santa madonna!, también miente cuando intenta ser adulta es el quinto beso, el que para Alicia, crea más complicación, supone la perdida de ese celo de padres, para convertirse en celo de enamorado, celoso de que preste sus besos a otro la hace suya ,- “tú amor es solo mío” -le dice: mientras- ella sonríe- y dice – “ya soy una mujer”-.

NORBERTO PANNONE




CUANDO


Cuando la angustia
trepa a la palabra,
en soledad escribo.
Arriesgada forma
de la rima
sazonada de intentos.
Sin atadura alguna,
echo a volar al viento
la intrépida alegría
de seducir al verso.
Peregrino en lo “otro”,
sólo en “esto” derivo.
Por la fiera tristeza
de lo amado y perdido,
es que a veces, escribo.
Por aquellos “nosotros”
que hubieron partido
y todos los “quienes”
que jamás trajimos.
Por las nuevas palabras
que ninguno dijimos
y los sueños frustrados,
inhumados de olvidos.


Es que a veces, sólo a veces,
de estas cosas, escribo…


sábado, 8 de diciembre de 2007

NORMA PADRA




MARÍA LUZ… LUZ MARINA

En la castigada ciudad de Puerto Príncipe, María Luz y uno de los tantos guardacostas, formaban una linda y feliz pareja hasta que un día él partió, hacia el país de las almas perdidas.
La tristeza invadió el corazón de ella, que fue encerrándose en un cono de pena al que nadie podía ingresar.
La veían solitaria y agobiada deambulando por la orilla del mar a la hora en que sol entrega su energía, y también por las noches cuando la oscuridad la obligaba a iluminar su paso con un humilde farol cuya luz concluyó por atraer a las mariposas que se convirtieron en su única compañía.
Una mañana la vieron bordando esas maravillas aladas con la espuma que el mar dejaba en la orilla. Terminada la obra, se vistió con su níveo tejido y así fue cobrando vida su nuevo y mágico aspecto.
Aquella tarde todos asistieron al misterio de cómo era llevada por los aires al compás del aleteo de sus compañeras y, desde ese momento, el viento suave jugaba con ella mientras la rodeaban miles de mariposas blancas. Hasta que hubo una tormenta muy fuerte y María Luz fue arrastrada por ráfagas huracanadas que la llevaron lejos.
En lo alto del cielo se la vio flotar.
Hoy descansa su cuerpo en un campo cerca del mar donde crecen flores multicolores y nacen mariposas todos los días.
Cuenta la leyenda que los pescadores, en las noches de luna llena, la ven volar con su vestido de mariposas y luciérnagas.
Su imagen se multiplica por miles al reflejarse en las ondas marinas y se diría que, mientras ellos pescan, ella los acompaña, iluminándolos.

VÍCTOR MARCELO CLEMENTI




ANIMADO

La ulterior conclusión de la ciencia
será que la realidad
es un dibujo animado.

Si la ilusión es un vestido
¿cuál es el cuerpo de la verdad?

La verdad ocupa todos los cuerpos,
no distingue.
Es informe,
la verdad no ha sido acabada.

Es un bosquejo,
un dibujo animado.

¿De quién? Una mano,
también incompleta.

Sólo una mano
en la absoluta nada.

Sólo posible
en un dibujo animado.

MARCELO JUAN VALENTI





En sueños
se combinan cielos claros
con casas a oscuras,
como los pintó Magritte.
Un
paisaje
paradojal.
La contradicción se suspende,
al peregrinar
por la finura cromática
de la realización
del deseo.


CLARA REBOTARO




DESCALZA


En la pradera
recién amanecida
bebíamos del mismo río
amorosamente
aceptando el obsequio
de un nuevo día…
Mirándome fijamente
dijiste:
“El vacío se llenará…”
“Ciertas cosas no se pueden saber…”
“Deberás elegir bien
tanto a los amigos
como a los amantes…”
……………………………………
El rescoldo de mi fuego
humea lentamente
y no salgo del tiempo
en que he vivido
tu vida
más que la mía.



"Sumisión de la hierba"
(2.007)

CRISTINA PIZARRO




CRISÁLIDA

............................ A Edith Casinelli
Cuentan las siemprevivas de mis cestos perfumados:


Despojada de esa muralla inexpugnable,
como una valquiria me arrojé al navío.
La orilla de mi cuerpo
hechizó a un marinero lascivo.

Dónde estará aquella boca salvaje
que cercenó los nubarrones de mi pecho aciago.

Las lanzas clamaron al mar.
El velamen áureo floreció sobre las olas.

En la danza macabra,
irradié dones por el Gólgota.
Y escondida detrás de un guijarro tenebroso,
me sumergí con prisa,
en una fuente de hidromiel.


"Jacarandaes en celo"
(2003)

GUSTAVO TISOCCO




TERRAZA

Fácil y sutil
el salto al vacío.

Elevar mis brazos
como si fueran alas,
atravesar los edificios,
surcar lo celestial,
ser atmósfera, inercia,
liviandad suprema.

Inesperado el asfalto
que me castiga...

viernes, 7 de diciembre de 2007

GUSTAVO MARCELO GALLIANO




OLVIDANDO A XIARA

¿Cómo olvidarme de Xiara?...
Sería como quedar atrapado eternamente, en la cima del magno Aconcagüa.
Pero sería una utopía. Utopía de aquellos que aún resisten a creer en el olvido. Imposible abstraerse ante ella. Su sola presencia todo lo invade y todo lo torna supremo.
Es como si una ráfaga de aire fresco, mezcla de pino y hierba fresca, te insuflara los pulmones, te despertara el alma, te convirtiera en alguien mejor, y a la vez, otra ráfaga de calor intenso, denso, te lleva a desearla más que a nada en el Universo. A desear su infierno, si existiera un infierno, o más de uno, según el Gran Dante.
Su figura felina logra encender hasta el deseo de aquellos que creen que el deseo es algo que ya no lograrían desear, ni encender.
Esa es Xiara. Mi Xiara.
¿Cómo olvidarla después que haya posado sus ojos en mí?
Esa mirada de fuego, fuego de lava. Lava de incontrolable volcán. Corriente infernal que te hace sentir vivo, pleno, átomo repleto de energía.
Ni el Faro de Alejandría o el Coloso de Rodas, ni el Templo de Artemisa o la Estatua de Zeus, ni los Jardines Colgantes de Babilonia o el Mausoleo de Halicarnaso... ni siquiera las Pirámides de Guiza... nada es comparable a mis días con Xiara.
Un inmenso torbellino me envuelve en su fragancia, sin permiso ni descanso. Y me devuelve a la realidad de manera injusta, insensata. Cruel y arrogante. Castigo excesivo a mi testaruda ignorancia sobrecargada de hormonas.
Como arrojarse sin ataduras desde las Cataratas del Niágara y sentir esa sensación que nace en el estómago, explota en el pecho y estalla en el cerebro, tan intensa y compleja como la muerte misma, tan llena de adrenalina como la vida misma.
Respirar junto a ella era conocer a las Parcas en un instante... como si Nona, Décima y Morta se convirtieran en solo una, y poderosas decidieran embriagarme con el destello de Xiara, hasta dejarme satisfecho. O más insatisfecho aún.
Pero decidí saltar, saltar hacia la duda.
Como si me arrojase desde la cima de los Cárpatos Occidentales, desde los Alpes de Transilvania, como si lo nuevo fuese bueno, solo por nuevo, solo por aventura, por violar las reglas. Sin necesidad, solo porque sí.
Saltar hacia la nada y a la vez saltar al todo.
Saltar sin parapente ni paracaídas. Saltar. Cuando no se conoce hacia donde se salta pero se creyendo firmemente en que vale la pena.
Y sin embargo, mi interior me lo imploraba.
Como una voz que te martilla y martilla los oídos desde la mañana hasta la noche. Y vuelta a comenzar. Y término del día me encontraba extenuado, extenuado y más conflictuado que el interior del mismísimo Kafka.
Hoy el despertar sin ella es como despertar en un tórrido desierto.
Con la garganta reseca y arterias palpitantes. Con la mente confusa y el corazón casi inerte. Músculo convertido casi en fibra. Fibra sin calor.
Despertar sin Xiara es como no llegar a despertar nunca. Como no poder volver a soñar, y solo tener acceso a pesadillas constantes. Como si estuviera en el árido Sahara, cuidándome de oasis y moros. Como si estuviera en el reseco sur del Kalahari, huyendo de bosquimanos.
Un presagio me ha invadido: estoy comenzando a olvidar a Xiara.
Olvidar es comenzar a recordar un poco menos.
Como comenzar a desandar el camino. A ovillar la madeja. Y poco a poco, se obtiene la nada. Xiara es el todo. Yo equivoqué mi camino y hoy soy lamento sin muro. Creí que tras el muro estaba la vida plagada de dicha y escapar a la calle sería solo una aventura. Aventura con retorno. Retorno y regreso. O nó. Después de todo... eso es la aventura.
Mi anterior hogar era un chalet antiguo, ventilado y soleado. Con eco de risas de niños, perfume a rosas y jazmines cultivados. Con aroma a alegría, dicha, calma. Mi nueva casa es gris, oscura y húmeda, aroma a incienso repulsivo, a hiedra y malva.
De ellos solo distingo sus zapatos. No son muy cariñosos ni considerados. Hace algunos días, o semanas, como saberlo, me llevaron ante un profesional de la salud, según ellos. Dijeron que era por mi bien, que estaría más calmo.
Hoy mi voz es apenas un eco desgarrado en la distancia... Una implosión que me destroza... un destello de lo que fuera... si acaso fui... o pude ser.
Extraño mi antigua casa... aunque cada vez el recuerdo brote más tenue. Extraño mi anterior nombre... aunque “Xum” ya no me resulte tan interesante, jamás me acostumbraré al de “Rodríguez”.
Sí... extraño tanto a Xiara... paradójico... aunque de a poco haya comenzado a olvidarla... aún a pesar de no desearlo... pero es inevitable... aquí en el sillón frente al TV todo es hastío y sueño sin sueños... como queriendo no ser.
¿Porqué habré escapado?... ¿comprenderán algún día los humanos lo que siente un gato esterilizado?... El frío de esta casa es mi necrópolis, sin duda, sin Xiara, es tan fría como la cima del magno Aconcagüa.

MARISA PRESTI





LA BARRA


Noche tras noche el deseo se había ido agolpando como una bola de nieve, ajeno a su frente perlada de sudor, a sus manos frías, a sus ojos abiertos de madrugada. Desde hacía meses, Nicolás Ojeda temblaba de noche y disimulaba ante la luz del sol, pendiente de aquella fuerza que lo obligaba al desvarío. Hablaba poco y nada de sí mismo, razón por la cual prefirió guardarse los pesares en silencio. Pero sentía que la pulsión aumentaba, al punto de abandonar súbitamente su escritorio en horario de trabajo para ocultarse en el baño. En ese lugar pequeño, se sentaba en el inodoro largo rato, cerrando los ojos al mundo real para evocar la fuente de su inquietud. No necesitaba dibujarla en su imaginación, la sentía en todo el cuerpo, tan real como en aquellas épocas en que se entrelazaban en la cama. La curva de sus hombros, el pecho delicado con aroma a jazmines, la boca entreabierta donde una lengua única lo inundaba de sabores. Ansiaba tanto fundirse en ese cuerpo, había llegado el deseo a una urgencia tan extrema que el dolor le arrancaba sollozos ahogados cuando con los ojos abiertos constataba que los azulejos blancos eran su única compañía.
La insatisfacción le arrancó capacidades, ya no recordaba quiénes eran sus clientes, ni de qué proyectos le hablaba su jefe. Descompuso la fotocopiadora tocando los botones equivocados y un día se encontró caminando por la calle sin saber dónde quedaba su casa.
Todo eso lo supe mucho después, cuando Nicolás Ojeda, apoyado contra la barra, me pidió el cuarto whisky. La primera noche que vino no le presté atención, era uno más de los solitarios que ahogan sus penas con alcohol, con la mirada perdida en el fondo del vaso, los ojos vidriosos y un leve temblor en la mano derecha. Pero debo reconocer que un hombre que llora me conmueve lo suficiente como para intentar alguna frase de alivio. Y eso es lo que hice el tercer día que lo vi: Cálmese, hombre, cuénteme qué le sucede. No levantó la mirada ni me contestó. Apenas hizo un leve gesto con la mano, pidiéndome que volviera a llenar su vaso. No quise insistir, pero me quedé a su lado, temeroso de otro desborde emocional. Mientras atendía otros clientes no dejaba de observarlo; tomaba despacio, aparentemente más calmado, aunque seguía agachado y con la vista fija en el vaso.
Las primeras horas de la madrugada vaciaron la barra. Miré a mi izquierda y noté que habíamos quedado solos. Él apoyaba su cabeza sobre el brazo derecho, evidentemente afectado por el exceso de alcohol. No recuerdo como empezó a hablar, creo que murmuraba algo cuando me acerqué a retirar el vaso y al sentir mi presencia se desbordó en palabras.
Soy una mierda./ No diga eso, no es verdad./ Usted no sabe lo que me pasa./ ¿Por qué no me cuenta?/ No creo que pueda./ Vamos, hombre, estoy acostumbrado a escuchar cosas fuertes, inténtelo.
Quiero hacer el amor con un cadáver.
Los ojos claros me miraban fijo, pero traspasaban hacia algún punto que estaba más allá de mi rostro. No notó mi turbación, el desagrado por meterme donde nadie me llamaba, las ganas de darme vuelta y olvidarlo. Había escuchado confesiones fuertes de hombres cercados por el dolor, por el vicio, por las deudas. Sabía que el alcohol libera todas las represiones, pero no estaba preparado para algo semejante.
¿Y? ¿Qué me dice? Estoy desesperado, apenas cierro los ojos el deseo es tan intenso que no puedo soportarlo. Y cuando sueño, ella está ahí, desnuda, insinuante…pero nunca llego a tocarla.
Estaba a punto de darle la tarjeta de un médico siquiatra, convencido que era víctima de alguna patología seria, cuando él sacó una foto de su bolsillo derecho. El dolor tenía rostro: una morena de rasgos delicados, joven, de cabello largo y enrulado. En su boca, una sonrisa seductora e inquietante.
Hace treinta años que no he vuelto a verla.
Nunca tomo en el trabajo, pero esa noche me serví un whisky doble. Realmente no entendía lo que el pobre tipo me contaba. Para no complicarme, decidí silenciar mis preguntas y dejar que siguiera hablando:
No pude hacer el amor con nadie más. El anhelo de tener a Angelina es tan fuerte que daría mi propia vida para sentir su cuerpo fundirse con el mío. Pero ella ya no existe, ¿entiende? Es un cadáver al que me aferro noche tras noche.
Aliviado, comprendí que era un ser humano que no podía superar el duelo de haber perdido a su compañera. Fui hacia donde estaba sentado y lo abracé con fuerza. A la media hora, hermanados en la confesión compartida, salimos del bar y caminamos unas cuantas cuadras. Lo noté más animado, escuchó con interés los múltiples consejos que improvisé para calmar su obsesión. En mi omnipotencia, hasta me pareció que se había sanado. Y eso me alegró. Le había tomado afecto, sentí que esa amistad incipiente me iba a dar muchas oportunidades de ayudarlo. Sin darme cuenta, terminé acompañándolo hasta la puerta de su casa. ¿Querés pasar?, me dijo. ¿No es un poco tarde? Vení, insistió, es la hora en que Angelina está más hermosa.

ITZELA SOSA





REVELACIONES DEL VERANO


Mirando de reojo a la locura
se aprende a decir ¡Basta!
no son de sal los pájaros
ni la velocidad del trueno que nos parte
ni esta orfandad que pende
del rompecabezas de la vida
ni las caricias que no llegan nunca
a este precipicio vertebrado
ni a estos ojos por los que pasa el mundo indiferente

el carnaval del mundo
como un desfile que lo desnuda todo con su paso
las máscaras
la piel
la carne
los tambores

esta resonancia insomne de tambores y disfraces
que oscilan al filo del verano
como la arena en los relojes
como la locura y noviembre
en este precipicio vertebrado.

Mirando de reojo
abruptamente
el zumbido que se agolpa en los espejos.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

ANA VICTORIA LOVELL




CÉSAR VALLEJO EN ISLA NEGRA


Con el trago quality beer
salobre espuma trago
en la isla
donde asoma en crepusculario
aquel otro aparecido
que no ha dejado – como el maderamen-
ni un día jueves de morir
porque no está presto el mascarón
para esa distancia
esa en la que lava tu lavandera
sus venas otilinas.

Ambos huérfanos en el curso de otra rosa
otro soplo sobre los velámenes
esa prosa del morir.

JOSEP ESTEVE RICO SOGORB




REGRESO AL INFIERNO


He buscado
el cobijo de mis lágrimas
regresando
a mi particular infierno,
ese que todos
alguna vez
llevamos dentro.

Anteayer
me despedi
de las caricias
que te daba
al rozar tu cintura.

Y el amor
se alejó de mi
vistiéndome de negro.

Me gusta
el color negro
aún hoy,
cuando sigo errante...